Cuando un paciente presenta síntomas desconcertantes, se puede rebuscar en la bibliografía o recurrir a un colega en busca de ideas. Pero hoy en día, se dispone de otra opción: pedir ayuda a ChatGPT.
La inteligencia artificial es inevitable, pero también útil en las circunstancias adecuadas, como para generar ideas sobre diagnósticos y tratamientos. Las herramientas de inteligencia artificial generativa, específicamente los grandes modelos lingüísticos, como ChatGPT, pueden responder a una consulta con una respuesta detallada en cuestión de segundos.
Pero ¿cuál es la mejor manera de utilizar estos bots en la práctica asistencial? ¿Y cómo evitar ser presa de una mala información que podría perjudicar a su paciente?
"El GPT ha sido excelente para aportar ideas, para dar una gran cantidad de ideas", afirmó el Dr. Paul Testa, director de información médica de NYU Langone Health, en Nueva York. "En realidad depende del médico revisar críticamente esas ideas y ver cuáles son las mejores".
¿Cuántos profesionales clínicos utilizan ChatGPT?
En la actualidad, alrededor de 11% de las decisiones clínicas están asistidas por herramientas de inteligencia artificial generativa, según una encuesta de Elsevier Health realizada en abril y mayo de este año.[1] Eso incluye 16% de las decisiones del personal de enfermería y 7% de las del personal médico. La práctica también varía según la región: es más común en China y la zona Asia-Pacífico que en Norteamérica y Europa.
En general, alrededor de 31% de los médicos de todo el mundo utilizan la inteligencia artificial en sus consultorios y 68% están entusiasmados con el futuro de esta herramienta en la atención médica, según la empresa de estudios de mercado Ipsos.[2] Entre las perspectivas más seductoras de la inteligencia artificial figura el potencial para automatizar tareas repetitivas y aumentar la eficacia y precisión de los diagnósticos.
Investigaciones recientes indican que estas herramientas informáticas también son aceptablemente precisas. Un estudio del Mass General Brigham demostró que ChatGPT tenía una precisión de 72% en la toma de decisiones clínicas en una serie de especialidades médicas.[3] En un estudio piloto del Hospital Jeroen Bosch de Países Bajos, ChatGPT funcionó tan bien como un médico capacitado al sugerir diagnósticos probables para pacientes de medicina de urgencias.
Sin embargo, eso no significa que la inteligencia artificial sea siempre precisa, pues también ha demostrado ser propensa a las "alucinaciones", a respuestas falsas enunciadas con convicción.
La privacidad también es un aspecto por tener en cuenta. Muchos chatbots no cumplen la Ley de Portabilidad y Responsabilidad de Seguros Médicos (HIPAA), salvo las versiones patentadas que cumplen las normas de privacidad y seguridad (Google está poniendo a prueba un gran modelo de lenguaje, Med-PaLM 2, adaptado específicamente para aplicaciones asistenciales en el campo de la salud).