Esta tendencia está en crecimiento pero,¿cuáles son sus ventajas? Te lo contamos
El mundo del vino está siempre en movimiento. Cada vez son más las marcas que buscan la forma de innovar o encontrar algún diferenciador.
Algunas empresas encontraron hace algunos años un nicho poco explotado; el vino sin alcohol, y es por ello que crece la oferta de estos productos.
Al igual que bebidas como la cerveza baja en alcohol o sin alcohol, esta innovación dentro de los vinos es un tema controversial pues, hay quienes aseguran que es una característica fundamental que no debería poder separarse del concepto de estas bebidas.
Para obtener vino sin alcohol se realizan modificaciones importantes dentro del proceso tradicional de elaboración de esta bebida ancestral. Se utilizan técnicas que van desde la evaporación del alcohol por calentamiento, la ósmosis inversa o la interrupción de la fermentación alcohólica. La apuesta es por encontrar la manera de conservar la mayor parte de las características de un vino sin el contenido alcohólico.
Gran parte de los expertos y apasionados del vino se encuentran renuentes a aceptar que se le llame “vino” al “vino sin alcohol”, puesto que la definición de vino por parte de diversas instituciones especifica que debe contener cierto porcentaje alcohólico.
¿Para qué producir vino sin alcohol?
Aunque parezca extraño, es cada vez mayor el público que busca una opción de vino sin alcohol. La mayoría busca el sabor más similar al vino dentro de lo posible, sin los efectos del alcohol.
Las ventajas de este tipo de productos son diversas y los consumidores lo eligen por cuestiones sociales, de preferencia personal o de salud.
Uno de los principales motivos por los que se comercializa el vino sin alcohol es como alternativa para personas que no pueden consumir alcohol, por ejemplo, mujeres embarazadas, personas con enfermedades o bajo tratamientos médicos que no pueden combinarse con dicha sustancia.
Otro factor que debe tomarse en cuenta cuando se habla de vino sin alcohol es el social. Existen personas que por preferencia personal o por motivos religiosos no beben bebidas embriagantes. Esta opción les permite convivir en reuniones o celebraciones sin tener que exponerse a la incómoda pregunta de por qué no beben vino.
También es una gran alternativa para quienes disfrutan del sabor del vino pero que, por circunstancias particulares, como ser el conductor designado o estar dentro de un régimen alimenticio, no deben consumir alcohol.
Poco a poco existen más estilos y tipos de vino sin alcohol, lo que amplía el panorama y refleja uno de los caminos que se están construyendo alrededor de la vinicultura. ¿Te animas a probarlos?
