El 19 de octubre de cada año se conmemora el Día Internacional de lucha contra el Cáncer de mama. Conoce la historia de Diana Salazar.

Los planes de vida que tenía Diana se cayeron de golpe; inició el año diagnosticada con cáncer de mama. El mundo se le vino encima, cayó de rodillas y pidió con fe salir adelante, pues el panorama que estaba frente a ella no era tan alentador, sin embargo, su fortaleza le permitió vencer a ese mortífero enemigo y poder gritar ¡Estoy libre de cáncer! 

Con una vida como activista dentro de una fundación que se dedica a brindar apoyo a niños violentados, Diana Salazar también ayuda a adultos de la tercera edad en vulnerabilidad incluso a personas con cáncer irónicamente antes de que ella lo padeciera, “Nunca imaginé que aquello en lo que tanto yo ayudaba a la gente y combatí, ahora yo lo enfrentaría".  

Cambio de su vida. El 13 de enero 2022 los médicos le comunicaron la triste noticia, se trataba de un her2 sumamente agresivo en el seno izquierdo.

Llena de temor, pero con la compañía de un amigo especial que la confortó decidió junto a él enfrentar la batalla.

A su mente lo primero en que pensó fue el dolor que le causaría a su familia y aseguró que ellos no la verían sufrir pues era una batalla en la que tenía que llevarse el triunfo por lo que con temor e incertidumbre reflejado en valentía emprendió la lucha con la enfermedad trasmitiendo paz a su familia.     

Diagnóstico. Al ser detectada de inmediato se le notificó que su mama tenía que ser retirada, luego con apenas 2 quimioterapias lo más especial en su cuerpo, lo querido y vanidosamente amado comenzó a caer, era su cabello.

Cada una de sus pérdidas las enfrentó acompañada y guiada, en ningún momento se sintió vacía o desolada ya que un ser especial la mantenía en el camino.

Búsqueda. Diana describe vivir en una sociedad donde la falta de empatía es algo que se vive en todas partes y muy difícilmente se es percibida. Incluso en aquellas personas que se suele pensar cuidarán de ti, serán un respiro y sobre y todo te darán esperanza no siempre llega a ser así, refiriéndose a los médicos. En el momento en que fue diagnosticada se dio a la tarea de buscar un oncólogo por lo que recorrió Monclova y Monterrey aunque por ningún lugar encontraba uno con el cual se sintiera cómoda o segura. Y es que la falta de calidez y sintiendo que lo único importante para algunos era lo monetario hacían que no terminara de confiar en ellos para encomendar su preciada vida. Después de haberse entrevistado con distintos doctores desesperada por no encontrar ninguno que llevara su tratamiento le pidió a su buen amigo apoyo y fue ahí cuando le presentó a su última opción un oncólogo de muy joven edad que le regresaría el aliento y esperanza.

"Tienes que ver el lado bonito de lo que te rodea"

Pablo Garza se presentó ante ella y le hizo saber la estrecha relación que tenía con su amigo en común, ahí Diana se permitió confiar en él.

Diana recalca que hoy en día la atención de algunos doctores no es la mejor y el papel que ellos tienen en la vida de un paciente es impactante, pero al parecer hay algunos quienes no lo ven así.

Falta de oportunidades. La comunidad hoy en día ha dejado de ser solidaria, para Diana acercarse al personal médico fue difícil ya que aseguró la atención privada como pública son completamente distintas. Pagando puedes recibir un mejor trato mientras que públicamente las atenciones sin duda alguna carecen “el cáncer no nos está matando, nos están matando las carencias".

Es una tragedia portar esta enfermedad, pero no solo eso ya que padecerla evidencia como es un lujo pues costearla es algo que no todos pueden, con ironía se percibe ser una enfermedad a la cual solo unas cuantas pueden tener acceso de una buena forma, es decir, recibir la atención que necesitan en cuanto a tratamientos y una recuperación.

Apoyo. Afortunadamente Diana ha relatado tener la fortuna de cosechar aquello por lo que ha trabajado durante 25 años como activista, los apoyos y muestras de cariños no han parado de llegar y en todo momento ha sido refugiada por personas especiales.  

Y un fiel amigo que por más veces que ha caído no ha dudado en levantarla y Diana asegura se trata de su mejor amigo.  

¿Cómo tratan a una persona con cáncer? "Eres señalado": con ojos morbosos, miradas que muestran dudas, momentos incómodos de tensión es que una persona con cáncer tiene que vivir.

En el momento en que se muestra una apariencia más delgada, piel pálida, amarillenta y sobre todo sin una cabellera es que los ojos de los demás ponen sus miradas fijas codeándose con quienes están a sus lados para hacerse la misma pregunta "¿Tiene cáncer? sí, si tengo cáncer", responde.

Este es otro reto con el que diariamente un paciente vive, salir a la calle para muchos puede ser una misión imposible, para otros un gran miedo, pero para aquellos que aprenden a superarlo puede ser el motivo por el cual el aliento y suspiro regrese a sus vidas. "El cáncer no te quita la vida te dan las ganas de vivirla". 

Final victorioso. En un caluroso día del pasado agosto Diana se preparaba por la mañana para asistir a su consulta médica de rutina, al llegar a su clínica no se imaginó encontrarse con su querido amigo quien la acompañó durante todo el proceso, se trataba de Dios. A su lado permanecía el oncólogo dándole la noticia: "¡Se ha ido, lo has logrado! " son las palabras que la valiente mujer recuerda haber escuchado, el cáncer estaba fuera de su organismo, no había ni una sola partícula que portara esta enfermedad en su cuerpo. "¡Estoy libre de cáncer!" repetía la activista sin parar.

Por el momento Diana Salazar no tiene una sola gota de cáncer en su cuerpo y con el fin de evitar que este nuevamente se presente es que durante un año se mantendrá recibiendo un tratamiento de anticuerpos ayudándole a que esta enfermedad no vuelva más y así conseguir un alta. 
Al final de túnel donde la obscuridad predominaba se iluminó una luz que regresó en esta mujer la calma en su alma.

Motivación para las que pasan lo mismo  

Compartiendo su vida en redes sociales Diana decidió que era el momento de compartir su más grande batalla, y es por eso que mediante sus cuentas comparte su tratamiento donde cientos de mujeres día con día la siguen y así como la motivan a no rendirse, ella también genera en ellas la ilusión de continuar pues luego de haber mostrado hasta lo más doloroso que el cáncer le dejó, llegó la paz que tanto necesitaba, la enfermedad ya la deja escribir tranquila. La activista mencionó que, compartir su proceso ha motivado a aquellas que se sienten desamparadas y en un abismo pues compartiendo experiencias ha logrado motivar a quienes la admiran al mismo tiempo que ella misma recibe paz pues el poder ayudarlas la impulsa a querer seguir de la mano de Dios enfrentando las adversidades que sean necesarias.