Cuanto más tiempo estemos expuestos a bajas temperaturas, los riñones harán que la vejiga se llene con más frecuencia
Orinar es una parte natural y necesaria de la vida, pero la frecuencia con la que lo hacemos puede variar de una persona a otra. Algunas personas van constantemente al baño, mientras que otras únicamente necesitan ir un par de veces al día para aliviar sus vejigas. Esos hábitos pueden cambiar durante el invierno.
Con la bajada de las temperaturas por la llegada del frío, comienzan los resfriados, las narices taponadas y las mejillas rosadas. Pero también aumenta la frecuencia a la que se acude al baño para hacer aguas menores. Este fenómeno se llama diuresis por frío y todavía no hay una explicación que sea precisa para justificar su aparición. No obstante, hay algunas explicaciones que son muy Aceptables por la comunidad científica.
- Vasoconstricción: más sangre en la parte central y más tensión arterial
La más aceptada es que, cuando el mercurio marca temperaturas más bajas a causa del frío, los vasos sanguíneos de las extremidades, los dedos y los pies se contraen. Este proceso se conoce como vasoconstricción. Con esta reacción, el cuerpo trata de mantener una temperatura interna lo más cercana posible a la normal. Esencialmente, el organismo tiende a proteger las zonas centrales del cuerpo, donde se alojan los órganos vitales, para evitar una posible hipotermia.
Durante este esfuerzo, se desprotegen los vasos sanguíneos periféricos de las extremidades he aquí la explicación de por qué se hielan las manos y los pies, porque el organismo entiende que las extremidades no son vitales y son, por tanto, prescindibles.
Esto significa que hay más sangre en algunas partes del cuerpo, pero con menos espacio que ocupar. Esto provoca un aumento de la tensión arterial, algo que es negativo. Así que el cuerpo trata de contrarrestar este efecto que se ha auto provocado intentando reducir el exceso de líquidos. Debido a este mecanismo, cuanto más tiempo estemos expuestos a bajas temperaturas, los riñones harán que la vejiga se llene con más frecuencia y, por tanto, incitarán a orinar más a menudo.
De forma paralela, el frío también altera la producción de la aldosterona, que es una hormona que se encarga de reabsorber el sodio y agua, regulando así la presión arterial. Al no tener niveles adecuados de esta hormona, el riñón no tiene la ayuda que en otras circunstancias sí tiene.
A esto también hay que sumarle que en invierno no se suda tanto como sí ocurre en verano. Cuando las temperaturas son altas, el cuerpo regula la temperatura en forma de sudor, por lo que expulsa agua. Con el frío, esto no sucede y son los riñones los que tienen que trabajar más, contribuyendo a que se tenga que hacer pipí con más frecuencia.
- ¿Cuántas veces hay que orinar?:
El número de veces que una persona necesita orinar al día puede variar. Puede depender de varios factores, como la cantidad de líquido que se consuma durante el día, la edad y cualquier afección médica subyacente que pueda haber.
En general, lo normal es orinar entre cuatro y siete veces por día. Sin embargo, algunas personas necesitan hacer pipí con mayor o menor frecuencia y ser completamente normal.
En cualquier caso, lo que no se debe hacer nunca es aguantarse la orina, porque puede ser malo para la salud. Además, ir al baño a hacer aguas menores es una buena manera de calibrar la salud: cuanto más oscuro es el pipí, más agua habrá que beber para estar hidratado. En cambio, si la orina es clara, quiere decir que hay un buen nivel de hidratación.
