Los terminales de carga de Tesla se han convertido en un objetivo para los ladrones de cobre y aluminio.
Las estaciones de carga de Tesla no son ajenas al vandalismo. En Canadá desaparecieron los cables de cuatro Supercargadores de la noche a la mañana, y se especula que los ladrones podrían haberlos cortado de raíz para vender las partes de cobre y aluminio.
Las estaciones de Supercargadores son una de las grandes bazas de Tesla en el mercado de vehículos eléctricos. El fabricante estadounidense tiene más de 3000 estaciones repartidas entre Estados Unidos, Europa y Asia, cada una con varios terminales de carga. Los terminales V3 más recientes tienen una potencia máxima de 250-300 kW, lo que permite aumentar la autonomía de un Tesla en 200 kilómetros con una carga de 10 minutos.
Pero para eso hacen falta cables grandes, sólidos y muy eficientes, que al parecer se han convertido en un objetivo para los ladrones de cobre. Un propietario de Tesla llamado Kyle Conway compartió en Twitter cómo quedaron cuatro Supercargadores de una estación de Surrey, en Canadá. Está claro que los ladrones solo querían los cables, porque el resto de los terminales quedó intacto.
Según la versión canadiense de Scrap Metal Pricer, un kilo de cobre alcanza los 3,52 dólares estadounidenses en el mercado de la chatarra, mientras que un kilo de aluminio puede venderse por 1,50. Tesla se enfrenta a una pérdida mucho mayor, ya que tendrá que reponer los cables en medio de una crisis de suministro que ha encarecido los precios de absolutamente todo. Más vale que los Supercargadores tengan un buen seguro contra vándalos.
