La victoria del Querétaro sobre el Atlético San Luis llegó en forma oportuna.
Querétaro tiene paz. Un triunfo era lo que necesitaba Gallos Blancos para recuperar el ánimo. Las semanas no han sido fáciles para los albiazules. El equipo paga las atrocidades de un grupo de pseudoaficionados.
Querétaro tuvo que salir de su casa e ir a jugar al estadio Morelos a puerta cerrada. La felicidad de ganarle 2-1 al Atlético de San Luis en el Clásico de la 57 fue para los jugadores y el cuerpo técnico en el campo.
Los seguidores se tuvieron que conformar con celebrar detrás de la televisión.
Peleó. Gallos Blancos sufrió, no fue fácil ganar. Ángel Sepúlveda estrelló un tiro en el travesaño y en la siguiente jugada les marcaron un penalti en contra. La suerte les daba la espalda a los plumíferos. Washington Aguerre sacó los espolones y le detuvo a Rubens Sambueza el tiro de castigo. Esa jugada cambió todo. Querétaro tomó fuerza. El primer tiempo tuvo poco espectáculo, todos los goles llegaron después. Los albiazules se fueron al frente con un penalti tras una falta que le cometieron a Jesús Angulo. Ángel Sepúlveda tomó el balón y con un tiro colocado superó a Marcelo Barovero. El Cuate es el mejor anotador mexicano en la competencia.
La felicidad le duró escasos minutos a los queretanos. Fernando Hernández le marcó un segundo penalti a favor a los potosinos. Unai Bilbao agarró la pelota y batió a Aguerre. Todo se derrumbaba para los Gallos Blancos, sin embargo, en ese instante Ramón Juárez se fue expulsado por doble amonestación.
Aprovechó. Querétaro supo que esa era la señal para buscar el triunfo. Los plumíferos enseñaron la cresta y no tardaron en sacarle jugo al hombre de más. Pablo Barrera envió un globo al área, Leonardo Sequeira lo cazó y con la cabeza cruzó a Barovero.
Gallos Blancos aguantó todos los embates, le puso hielo a la pelota y esperó el final. El triunfo le regresó felicidad a los queretanos.
