El Plan de Conservación Ecológica de Zapalinamé propone la vigilancia para detectar los sitios que estén desarrollándose y denunciarlos a la autoridad correspondiente.
Saltillo, Coah. – Por lo menos dos desarrolladoras de vivienda habrían construido justo en el límite del Área Natural Protegida de Zapalinamé, al sur de Saltillo, de acuerdo con una revisión en medios digitales. Se trata de Davisa y Jisa, la primera en el fraccionamiento Nuevo Teresitas y la segunda en Colinas de San Lorenzo.
No obstante, habría más desarrolladoras de casas habitación involucradas, pues a todo lo largo de la falda de Zapalinamé están asentadas unas 10 colonias populares. Por ejemplo, el desarrollo de otros sectores aledaños al bulevar Otilio González y partiendo de su lateral al oriente rumbo a la cima de la sierra.
En el caso de Colinas de San Lorenzo está un poco más abajo de la supuesta cota de los mil 800 metros sobre el nivel del mar (MSNM), no así Nuevo Teresitas cuyas calles son todas prácticamente una pendiente.
Tan es así, que, desde tres kilómetros de distancia por la carretera a Zacatecas, éstas se pueden ver ya en plena sierra, de ahí la invasión al principal pulmón y abastecedor de agua de la región sureste, que comprende los municipios de Arteaga, Saltillo y Ramos Arizpe.
En un recorrido es posible apreciar que muchas de estas casas son habitadas por trabajadores de empresas, operadores de transporte y, a decir de algunos vecinos, fueron otorgadas por el Infonavit.
Otro dato que se pudo obtener de parte de los moradores del sitio es que el crecimiento de ambos sectores “hacia el cerro” datan de período entre el 2013 y hasta el 2018, por lo menos.
De ser cierto estos comentarios, quienes habrían autorizado el desarrollo de dichos asentamientos humanos, las dependencias municipales de Desarrollo Urbano, Ecología y Medio Ambiente de las administraciones 2010-2013, 2014-2017, 2018, 2019-2021 y las secretarías de Medio Ambiente del Estado en las administraciones 2005-2011 y 2012-2017.
Consultando documentos como el Decreto Federal de 1996 que establece las delimitaciones del área de conservación o protegida de más de 25 mil hectáreas en Zapalinamé en Saltillo y Arteaga, así como el Programa Operativo de PROFAUNA 2008-2012 de la Zona Sujeta a Conservación Ecológica se obtienen más datos.
La Sierra de Zapalinamé es una estribación de la Sierra Madre Oriental que presta un importante servicio ambiental a Saltillo ya que abastece alrededor del 70 por ciento del agua potable, actualmente a cerca de un millón de habitantes e innumerables empresas, por lo que este plan busca fortalecer los esquemas que ayuden a proteger de una manera efectiva y de muy largo plazo dicho patrimonio, sobre todo protegerla del crecimiento amenazante de la mancha urbana.
Sin embargo, los ambientalistas piensan que este crecimiento habitacional en las mencionadas colonias ya cruzó el límite conocido como la cota mil 800.
Casi al final el Plan cuenta con un anexo dedicado a la descripción de amenazas, poniendo en primer lugar el “Crecimiento Desordenado de la Mancha Urbana”, sigue con la sobreexplotación de los mantos acuíferos, el cambio del uso del suelo, los incendios forestales y el sobrepastoreo.
Así como el desconocimiento de la importancia del área, las plagas y enfermedades forestales, las especies invasoras, la contaminación, recreación desordenada, extracción ilegal de tierra y de pétreos, así como extracción de flora y fauna y la cacería furtiva.
Lo que preocupa por el momento es en primer lugar, el crecimiento desordenado de la mancha urbana, ya que sostiene que “el crecimiento desordenado de los núcleos de población, mediante el cual se urbanizan total o parcialmente terrenos rurales en los límites de las ciudades, no respetando los lineamientos establecidos en los proyectos de desarrollo urbano, debido principalmente a presiones económicas, demográficas y sociales, que arrastra una gran cantidad de problemas, ya que la mayor parte de las colonias que se establecen en las proximidades de Zapalinamé son de alta densidad”.
Y luego de precisar que hay una tendencia a construir cabañas en áreas agrícolas y boscosas, algunas con permisos y otras fuera de la regulación, propone el estudio que “debe ser atendida principalmente por medio de la vigilancia para detectar los sitios que estén desarrollándose y denunciarlos a la autoridad correspondiente, al mismo tiempo hay que promover ante las autoridades la creación y adecuación de estrategias administrativas y legales que apoyen la regulación del crecimiento”.
Crecimiento desordenado
Sin respetar lineamientos de desarrollo urbano por presiones económicas y demográficas.
Se han construido 10 colonias de alta población en la falda de sierra.
Causando sobreexplotación de mantos acuíferos y contaminación, entre otros.
