El líder de la junta militar, que aplaca con brutalidad cualquier atisbo de disidencia, expuso su plan para la reconstrucción y el desarrollo de este empobrecido país.
Bangkok.- La junta militar de Birmania defendió este martes su papel durante y tras el golpe de Estado, del que hoy se cumple un año, y subrayó las buenas relaciones con China y Rusia, aunque admitió problemas en el suministro de carburantes.
Durante un discurso televisado de casi una hora de duración, el general golpista Min Aung Hlaing, autoproclamado primer ministro, enumeró los logros alcanzados por la actual junta militar y atacó al depuesto gobierno de Aung San Suu Kyi por poner en riesgo la estabilidad y democracia del país.
Min Aung Hlaing reiteró que el depuesto gobierno obvió las advertencias de los militares sobre el fraude electoral en los comicios celebrados en noviembre de 2020, en los que arrasó el partido de Suu Kyi y que contó con el aval de observadores internacionales.
Ante la pasividad del Ejecutivo, los militares tomaron el poder el 1 de febrero de 2021 "conforme a la Constitución birmana", aseguró durante la diatriba el general, al comprometerse a celebrar elecciones antes de mediados de 2023.
El líder de la junta militar, que aplaca con brutalidad cualquier atisbo de disidencia, expuso su plan para la reconstrucción y el desarrollo de este empobrecido país, cuya economía se ha hundido tras la asonada, y aseveró que está "comprometido con la paz".
Las autoridades han ejercido la "moderación y la mínima fuerza" para lidiar con la oposición, conforme al punto de vista del general, mientra que onegés birmanas contabilizan en más de 1,500 asesinados por parte de las fuerzas de seguridad durante la brutal represión de la junta castrense.
Min Aung Hlaing también destacó su viaje a Rusia, donde visitó empresas armamentísticas rusas, y sus buenas relaciones con los gobiernos de Moscú y Pekín, quienes les han brindado asistencia médica para combatir la pandemia.
Desde el golpe de Estado, Birmania ha regresado al aislamiento internacional, que ya vivió entre 1962 y 2011 durante casi medio siglo de sucesiones de dictaduras militares, mientras que Canadá, Estados Unidos, Unión Europea, Reino Unidos y Nueva Zelanda han emitido sanciones selectivas contra los mandos militares y sus intereses económicos.
En una rara confesión, el militar birmano admitió el alza de los precios de carburante y la escasez de suministro al pedir a los birmanos a dejar sus vehículos privados en casa y utilizar la red de transporte público.
En las últimas semanas el grupo francés TotalEnergies, la multinacional estadounidense Chevron y la petrolera australiana Woodside anunciaron la salida de los proyectos en el país donde colaboraban con la compañía estatal controlada por los militares.
