“No todo es perfecto, pero cada error te hace mejorar”.
Vivir dándolo todo día a día y convertir tu pasión en tu trabajo sin llegar a que sea aburrido o rutinario es algo que muy pocos logran. Es por eso que Alejandro Castellanos Fernández, encontró la manera perfecta de combinar su amor por la música con el mejor trabajo.
Cada meta comienza con un sueño, y los sueños casi siempre se hacen realidad, es cuestión de perseverancia y constancia y confianza en uno mismo de poder lograrlo, es lo que Aleks Castel, como lo conocen en el mundo de la música local, en el Estado y fuera de él, ha alcanzado en los años de preparación que ha tenido para mejorar en su instrumento, la batería.
Sabemos que todo tiene un por qué y un inicio, ¿cuándo decidiste que querías dedicarte a la música?
“¿Cuándo elegí la música?, bueno desde los 3 años de edad ya que tocaba en los platos y cosas de la cocina de mi mamá y abuela, fue como diría, mi inicio. Sin embargo, empecé de lleno y ya profesionalmente en la música a los 16 años”.
La constancia y perseverancia es importante, pero en este caso, ¿Cómo fue tu preparación?
“En cuanto a mi preparación, empecé viendo a un primo, él se llama Jonathan. Tocaba en un servicio en la iglesia y siempre que yo iba al servicio solo lo veía, la forma en como el tocaba, tal vez tocaba muy sencillo, pero para mí era lo máximo. Creo que él nunca tuvo oportunidad de enseñarme, pero yo siempre lo observaba y analizaba, hasta que un día el no pudo ir al servicio de la iglesia y me hablaron a mí para suplirlo, que, por cierto, yo jamás había tocado una batería real, más que los patos y cosas de cocina de mamá. Todo esto ya fue a la edad de 6 años. Luego comencé a ser solicitado por músicos de Monclova. Interesante que, para los 10 años, bandas me invitaban, nada famosas, pero en cada ensayo que hacía con distintas bandas, yo iba a aprendiendo de cada musico. Tomé clases en monterrey con maestros como Pablo Ochoa e Isaac Sánchez, bateristas reconocidos que trabajan para artistas. Puedo decir que actualmente he mejorado mucho. Siempre es bueno tener un maestro, no todos tienen la oportunidad, pero ahora hay muchas maneras de aprender, por medio de internet, pero nada como tener a un maestro que te esté al pendiente al 100 por ciento tu técnica”.
Hasta el momento, ¿Qué es lo que más te gusta de ser músico?
“Lo que más me gusta de ser musico es llegar al lugar del concierto y decir “ya estoy aquí”, esa sensación de ir entrando a la plataforma y ver a la gente esperándote, es algo increíble que no tiene precio, es inigualable el sentimiento de ver que las personas, conocidas o no te esperan con ansias para escucharte tocar es algo indescriptible y me hace sentir completo”.
Siempre hay algo que te hace decir esto es lo mejor que me ha pasado, ¿Cuál ha sido tu mejor experiencia?
“Honestamente he tenido muchas y muy importantes, sin embargo, hay una muy personal, que ni mi familia recuerda, pero yo sí. Amaba tanto a mi abuela Yoya, ella me apoyo mucho en su casa y me aguanto tantos años de mi niñez, le destroce tantas cosas de su patio porque según yo armaba mi batería, ella jamás se quejó de nada. Recuerdo que mi mamá medio se asustaba porque le destruía todo a mi abuela, pero mi abuela siempre con su frase: “déjalo hija, deja que le pegue”. Un amor esa abuela Yoya, la llevo en mi corazoncito por siempre. Ella siempre me presumía con todo mundo y cuando toque por primera vez en un auditorio, ella entro y me vio tocar, al momento que yo la veo entre el público, observo que estaba llorando de felicidad al verme tocar en público. En cuanto a la música en sí, el apoyar a artistas reconocidos como: Priscilla Bueno, David Alfano, Melvin Cruz, Majo Solís, también el haber compartido escenario con mi amigo Rulo García, baterista y percusionista de artistas, como Pepe Madero (exvocalista de Panda), Grupo Límite, Gris Romero y La Casetera”.
