El extraño caso de un estafador en serie que obligo a cometer crimenes sexuales en McDonald's
El UNIVERSAL / El Tiempo de MonclovaLa joven fue sometida por todo tipo de humillaciones con el fin de probar su inocencia.
El siseo de la carne ardiendo y el aroma de una hamburguesa cocinándose impregnaba el lugar. Las cajas registradoras sonaban al compás de los clientes frenéticos que entraban y salían hambrientos y satisfechos, muchos incluso con una ‘cajita feliz’.
Sin embargo, ninguno de ellos sabía que detrás del mostrador y bajo el sonido de las papas friéndose había una chica, llorando, víctima de una llamada telefónica, fuera de lo común.
En aquel pequeño McDonald's, ubicado Mount Washington, Kentucky, en Estados Unidos, se encontraba una joven de 18 años cumpliendo las órdenes de un oficial que la acusaba no solo de haber robado a un cliente, sino de ser traficante de drogas.
Pero la requisa y las acusaciones se estaban haciendo de una forma un poco extraña. Sin llevarla a una estación de policía o simplemente llegar al lugar con una orden de detención, las supuestas autoridades encargadas del presunto crimen habían tomado la decisión de llamar directamente al local para hablar con alguien encargado.
Sin pensarlo dos veces y con el miedo de ser arrestada por desacato a la justicia, la subgerente Donna Jean Summers empezó a darle todo tipo de órdenes a la chica por más aberrantes que fueran.
Desde desnudarse completamente, hasta bailar con las manos sobre la cabeza, la joven fue sometida por todo tipo de humillaciones con el fin de probar su inocencia.
Pero, ¿por qué tenía que demostrar su inocencia de esa forma?, ¿realmente era un policía el que estaba hablando detrás del teléfono?, ¿por qué nadie sospechó nada?
La llamada misteriosa
Louise Ogborn tenía apenas 18 años cuando tomó la decisión de buscar empleo. Su madre había perdido su trabajo y la situación económica en el hogar no era la mejor, razón por la cual entró en enero de 2004 a una de las cadenas de comida rápida más importantes del mundo: McDonald’s.
Todo iba bien. La joven rotaba entre la caja registradora y la cocina, ayudaba con los quehaceres de cada día, buscando dar lo mejor de sí misma para poder llevar algo a su casa. Además, era considerada una mujer ejemplar, pues, a su corta edad, era reconocida en su pueblo por asistir a la iglesia, tener un excelente comportamiento y haber formado parte de las chicas exploradoras.
Todo el mundo la conocía como una chica honesta. Incluso, años más tarde, la subgerente admitiría frente a los medios de comunicación que jamás la había visto hacer algo deshonesto.
Sin embargo, tan sólo unos meses después de su entrada, el 9 de abril de aquel año, ocurrió algo inusual. Dicen que para todo hay una primera vez y por ello la encargada del local, Donna Jean Summers, le creyó a un hombre que se hacía llamar ‘el oficial Scott’, cuando le dijo que uno de sus empleados había robado un bolso en su tienda.
Describiendo el color de su cabello, altura y peso, Summers inmediatamente entendió que el oficial le hablaba de Ogborn y por ello debía de ser algo totalmente legítimo. Siguiendo las instrucciones del policía, llamó a la adolescente a una de las oficinas, cerró la puerta y comenzó a interrogarla.
Aun así, todo se tornó más oscuro cuando el oficial le pidió a Summers que le ordenara a Ogborn quitarse la ropa hasta quedar totalmente desnuda.
"Estaba completamente desnuda. Estaba avergonzada", dijo Louise a las autoridades más adelante. "Tenía miedo porque eran una autoridad superior para mí. Tenía miedo por mi propia seguridad porque pensaba que tenía problemas con la ley", testificó.
Tres horas de tortura
Durante los primeros minutos, el oficial le dijo a la subgerente que en la llamada también se encontraba un representante de la compañía y que todo estaba siendo monitoreado por ellos, lo cual le brindó más legitimidad a la llamada.
Para ese momento, la chica yacía totalmente desnuda. No obstante, Summers le pasó un delantal negro para que se cubriera, mientras que ella se llevaba sus llaves del auto y su ropa en una bolsa, para posteriormente dársela a las autoridades que vendrían por ellas.
Cuando volvió se sentó con ella mientras que el oficial seguía al teléfono. Así fueron pasando los minutos, hasta que Donna se dio cuenta de que no podía dejar abandonado el local y le pidió a su prometido Walter Wes Nix Jr. que cuidara a la chica en su lugar.
Fue en ese momento cuando todo se intensificó. Una vez Dona había salido del lugar, el oficial le dijo a Walter que Louise ahora era sospechosa de traficar drogas. Para comprobarlo, le ordenó al hombre que le quitara el delantal a la chica y que la pusiera a bailar con los brazos sobre la cabeza, a ver si caía algo de ella.
Después la hizo hacer todo tipo de ejercicios y al final, la obligó a sentarse en sus piernas. El oficial convenció a Walter de besarla, pues, según él, era la única forma de saber si había consumido drogas o no.
Sin embargo, Ogborn se negó por primera vez a cumplir uno de sus mandatos. Ahí fue cuando el victimario le ordenó por teléfono que la sodomizara y al final abusó sexualmente de ella.
Cuando el supuesto padre ejemplar de dos hijos se dio cuenta de que había ido muy lejos, le entregó de nuevo el delantal a la joven y le pidió a un trabajador de mantenimiento que cuidara de ella. Cuando el chico, llamado Thomas Simms, tomó el teléfono y recibió la orden de quitarle el delantal, se dio cuenta que algo andaba mal.
Al mismo tiempo, Summers llamó a su gerente, Lisa Siddons, quien supuestamente estaba en la otra línea como representante de la compañía. Summers descubrió que Siddons había estado durmiendo en casa. “Le supliqué a Louise que me perdonara. Estaba casi histérica”, comentó Donna en el podcast australiano ‘Casefile True Crime Podcast’.
El supuesto oficial de Policía colgó cuando se dio cuenta de que empezaban a sospechar de él y que su farsa había terminado.
Un criminal suelto
Cuando la persona que llamó por teléfono a McDonald 's, los supervisores de diferentes cadenas de comida habían sido engañados en el país. Se estima que al menos 68 tiendas en 32 estados, incluidos Kentucky e Indiana, sufrieron las mismas estafas.
Según las autoridades, cada caso seguía el mismo modus operandi. Primero, el sospechoso llamaba a un restaurante de comida rápida y afirmaba ser un oficial de Policía. Luego, pedía hablar con un gerente y le decía que sospechaba que un empleado había robado algo.
De ahí en adelante obligaba a los empleados desnudarse y cometer actos sexuales en contra de su voluntad.
Ahora bien, cuando el detective de la Policía de Mount Washington, Buddy Stump, llegó al restaurante, hizo arrestar a Nix y comenzó el proceso de tratar de averiguar quién era la persona que llamó. Finalmente, descubrieron que había sido alguien desde un teléfono público de un supermercado en la ciudad de Panamá.
Con esto en mente, las autoridades trabajaron para rastrear a la persona, quien, al final, sería un hombre llamado David Richard Stewart, que trabajaba como oficial de prisiones.
Stewart fue llevado al Tribunal de Circuito de Bullitt, por los cargos de haberse hecho pasar por un oficial de Policía y solicitar sodomía, pero finalmente quedó libre, ya que, por su historial y los alegatos del abogado, el jurado determinó que era inocente.
Por otro lado, la subgerente de McDonald 's, Donna, canceló su compromiso con Walter después de ver las imágenes de las cámaras de seguridad. Además, fue acusada de encarcelamiento ilegal y sentenciada a libertad condicional después de reconocer que la evidencia era suficiente para una condena, a pesar de que declaró haber sido engañada.
Así mismo, rompió su compromiso con Nixon y, según el documental de Netflix lanzado el 14 de diciembre de 2022 ‘Don’t pick up the phone’ (‘No levantes el teléfono’), jamás volvió a hablar con él.
La compañía, por su parte, negó conocer las otras llamadas que se estaban dando en la región e incluyó en el manual de empleados una advertencia que aseguraba que ninguna autoridad pedirá algún tipo de acto sexual bajo ninguna circunstancia.
En cuanto al culpable, nunca se logró determinar realmente quién fue. Eso sí, después del arresto de Stewart, las llamadas cesaron y las estafas telefónicas sexuales terminaron.
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