El fútbol se desplaza la velocidad de la luz en la actualidad. Hace apenas siete meses, Azzedine Ounahi, de 22 años, jugaba en el Avranches, un equipo desconocido del fútbol francés que jugaba en la tercera división francesa. Fichado del Estrasburgo, que nunca llegó a confiar en su potencial, su irrupción fue tal que el Angers no se lo pensó dos veces a la hora de contratarle. Fue una incorporación desconocida para muchos aficionados, pero el tiempo le ha terminado dando la razón a los Angevins.
Azzedine Ounahi disputa este martes, contra España, en el Education City Stadium, en Doha, los octavos de final del Mundial. Ni el propio jugador se imaginaba hace unos meses, justo antes de fichar por el Angers, que una oportunidad así le iba a llegar tan pronto. A pesar de estar en el colista de la Ligue 1, su nivel ha sido extraordinario, destapándose como un jugador que atesora mucha calidad técnica, que puede organizar y que, además, posee un regate que marca la diferencia en campo rival.
Ese desparpajo, esa valentía para pedir el balón y ese talento para encontrar espacios le han llevado a ser uno de los jugadores puntales de una selección marroquí histórica. El de Casablanca está realizando un Mundial como para imaginar que al acabar el mercado de invierno no seguirá en el Angers.
En su primera temporada en la Ligue 1, Ounahi, que no ha podido remediar la racha negativa del Angers, ha disputado 13 partidos. Su nivel, de menos a más, le ha colocado entre los jugadores que más acierto de pase acumulan de todo el campeonato, el que más pases progresivos da (pase que supera línea) y es el futbolista que más balones toca por partido de su equipo. Ounahi, del que había dudas si estaría al 100 %, afirmando su entrenador en una entrevista L’Équipe que solo le pondrá de inicio si no le nota con molestias físicas, deberá comenzar el partido de su vida como titular.
