La consulta de revocación de mandato propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dado mucho de qué hablar en los últimos días. Y es que el titular del Ejecutivo sigue arremetiendo esta vez contra el Instituto Nacional Electoral (INE), a quien acusa de no tomarle la importancia necesaria a la consulta popular y que además está haciendo las cosas a regañadientes. Por su parte Lorenzo Córdova Vianello consejero presidente del INE recordó contundentemente que las reglas de la revocación de mandato no las decidió dicho Instituto.
Además apuntó que MORENA como partido político está actuando en contra de lo que ellos mismos pidieron: no permitir propaganda política mientras la revocación de mandato está en su proceso, siendo que los morenistas tienen ya a lo largo del país campañas de apoyo no a la revocación, ojo, sino a la ratificación de mandato de Andrés Manuel con el hashtag #QueSigaAMLO, cayendo por automático en una falta de credibilidad que ni ellos mismos pueden esconder.
Tal parece que más que una consulta popular es una campaña política que vista desde cualquier punto intenta ensanchar el ego del presidente; las revocaciones de mandato se realizan cuando la ciudadanía las solicita por estar harta del régimen bajo el que se encuentran, no las solicita el mismo gobierno, es desde ahí donde comenzamos mal.
Es claro también que de los $2,091 millones que Morena había pedido para la consulta, de los cuales, después de recortes por parte del INE quedó en un gasto por $1,692 millones de pesos serán un gasto en vano como ya se ha demostrado en ejercicios anteriores como en la consulta para enjuiciar a los expresidentes de México, por mencionar alguna.
AMLO ha tomado la costumbre de ir en contra de quien no esté de acuerdo con él y tal parece que esa va a ser su perdición.
La crítica no es una opción para su administración y parece gritar que quien no hable bien de su gobierno está dictando su propia sentencia de muerte. Sin embargo, debe decirse que esta consulta de revocación de mandato no es más que el mismo pan y circo al que estamos ya acostumbrados y con el que en 2018 ganó la silla presidencial, pero esta vez la credibilidad que tenía para aquellos años ha decaído en un buen porcentaje. Sus discursos de austeridad y anti corrupción definitivamente se ven opacados por los hechos… ya no se los cree cualquiera, ya no es una bandera con la que pueda navegar y lo sabe, el problema es que se resiste a creerlo. Mientras, el barco se sigue hundiendo poco a poco y a saber qué ratas saltarán de él para salvarse.
Entrando en cintura
Y dentro de lo local, tal parece que las malas prácticas de algunos funcionarios esta vez sí van a ser castigadas con mano dura, esto por la situación en la que se vió inmiscuido recientemente el actual director de Arte y Cultura Rolando Valle Farías, quien supuestamente habría negado llevar a cabo sus sesiones a la Asociación de Historiadores de la Región Centro, mismas que se efectúan catorcenalmente desde hace 20 años. Ante el hecho, el alcalde Mario Dávila fue contundente al decir que dentro de su administración este tipo de acciones son totalmente reprobables, por lo que exigió de manera inmediata al director la solución del problema, de lo contrario solicitaría su renuncia.
Bien por el doctor y la firmeza con que maneja las situaciones indefendibles de su gabinete ¿no cree? voloria.
