La credibilidad de las dependencias municipales, estatales y federales siempre ha brillado por su ausencia a ojos del ciudadano, sobre todo en México, pero aún más en nuestra Región Centro, donde pasa todo pero a la vez no pasa nada, donde la corrupción, el abuso de autoridad y la burocracia son el pan de cada día para toda aquella persona que acude a interponer una denuncia; la realidad a la que todos nos enfrentamos es que el realizarla se traduce en una pérdida de tiempo, ya que las carpetas de investigación terminan empolvándose en los archiveros o simplemente avanzando igual de rápido que un chorro de agua cuesta arriba. Y es que resulta triste observar que la ciudadanía prefiere no interponer las denuncias correspondientes a los delitos de los que es víctima porque lo sabe; incluso llevando las pruebas más concretas de algún delito, las autoridades llevan su “proceso”, el cual termina beneficiando más al delincuente que al afectado.
¿Y cómo es eso? Aquí un ejemplo: el pasado mes de junio se suscitó el robo de una motocicleta perteneciente a un compañero, con una facilidad tal que hace pensar a cualquiera que podría hacerlo también en cualquier momento y además no pagar las consecuencias a menos de contar con una suerte fatal. Pero volvamos al tema, el reporte del robo se realizó en ese momento al 911 con la respuesta de que ellos lo único que podían hacer es avisar a las unidades para estar “pendientes” de alguna motocicleta con características similares, pero lo que se debería hacer es interponer la denuncia. Al día siguiente la denuncia se interpuso a través del ministerio público de la Fiscalía General del Estado de la Región Centro y se entregaron pruebas en video del delito, el cual pudo ser captado gracias a las cámaras de seguridad de un negocio local.
¿Cuál era el siguiente paso? Esperar a que dicha dependencia asignara el caso a alguna corporación local para su investigación, lo cual, o nunca sucedió o a quien la asignaron decidió que el tema podía esperar eternamente. Hoy, a siete meses de dicha denuncia, la investigación nunca ha comenzado y seguramente las partes de la motocicleta ya se encuentran instaladas en veinte más.
Otro caso reciente es el de otro ciudadano al que también le robaron su vehículo de dos ruedas a finales de diciembre pasado, por lo que el procedimiento fue exactamente el mismo al anterior: llamar al 911, interponer la denuncia y presentar evidencia gráfica del delito. ¿El resultado? El mismo, a la espera de que alguna corporación, llámese policía municipal, Agencia de Investigación o cualquiera de las mil y un existentes acudiera a realizar las indagatorias del caso sin resultado alguno. Sin embargo, en esta ocasión, y gracias a las redes sociales, se logró localizar la motocicleta esta semana ya que se ofrecía en venta en estos grupos de Facebook. Así, se dieron cita con el “vendedor”, se solicitó la presencia de la policía municipal, se constató que el número de serie coincidía con el de la denuncia y se procedió a consignar al “vendedor”, al acompañante y a la motocicleta. ¡Un gran logro para los elementos policiacos! ¿Sí? ¿O cómo era?
Al final, los responsables no podían estar más de 48 hrs. en las celdas mientras hacían la reparación del daño y ahí acaba el asunto para estos delincuentes, que felizmente volvieron a su vida cotidiana después de un par de noches tras las rejas dejando abierta la posibilidad de otro atraco. ¿Cree usted que esté correcto? A mi me parece que el ciudadano es el que tiene qué resolver la situación y las dependencias nada más hacen como que hacen.
