Estos jóvenes aprendieron los procesos artesanales por gusto, hoy realizan accesorios realizados con paciencia y pasión que pone
Los trabajos artesanales requieren mucha dedicación, paciencia y talento para que el producto final sea de calidad, eso lo saben bien Efraín y Policarpio, artesanos y vendedores ambulantes que se dedican a realizar pulseras con “minitelares” para venderlos al público.
Desde las ocho de la mañana, de lunes a domingo acuden al manantial de Tambaque en Aquismón San Luis Potosí, para poder instalar sus artesanías y ofrecerlas a los turistas que llegan para apreciar la naturaleza y el agua cristalina del lugar.
A Policarpio la creación de artesanías siempre le llamó la atención por lo que hace nueve años, armado con hilos de diferentes colores comenzó a practicar nudos y a improvisar telares pequeños para poder crear pulseras, aretes, anillos y más accesorios con sus manos.
Derivado del incremento de trabajo que ha tenido por el éxito de sus creaciones coloridas decidió enseñarle su arte a Efraín, quien aprendió a manejar los “minitelares” en tan solo dos semanas, hace un mes exactamente.
En entrevista para EL UNIVERSAL, Efraín comentó que pese a que las técnicas para entrelazar los hilos son difíciles de aprender él se motivó para poder apoyar económicamente, pero también porque la mezcla de los colores que utiliza lo van guiando para crear una pieza que al cliente final le sorprenda y se anime a comprar el producto.
Efraín domina un poco más el “minitelar de chaquira”, en este telar diminuto, que improvisa con un pedazo de madera y un clip para carpetas, monta hasta 16 hilos de color blanco o más dependiendo del grosor de la pulsera o collar que va a realizar. Con una aguja incrustada en un hilo transparente va tomando los colores de las chaquiras que ocupa para ir montando el diseño final, que previamente trazó en una libreta para irse guiando.
Una vez que tiene las chaquiras de colores en el hilo transparente, procede a intercalar las chaquiras entre los hilos de color blanco y que finalmente remata con puntadas para mantener fijas las bolitas y así irle dando vida al diseño.
Hacer este proceso le toma en promedio cuatro horas para poder crear una sola pulsera que vende en 75 pesos, pues aunque lo hace ver fácil, es un proceso creativo y artesanal que requiere mucha paciencia y pasión.
Al comienzo sí es un poco difícil, pero que ya vas viendo cómo se hace lo vas aprendiendo. En una semana lo aprendí, pero es tardado porque si te equivocas lo tienes que sacar y volver a hacer”, cuenta.
Pese a que la realización es minuciosa y a los espectadores les llegan a doler los ojos de ver la delicadeza de los hilos y las chaquiras, Policarpio y Efraín logran concentrarse aún con el sonido ruidoso del nacimiento de agua y de las aves entre los árboles, para ellos su trabajo ya es tan cotidiano que solo esperan que sea valorado por turistas nacionales y extranjeros.
Ambos hicieron un llamado a las personas que busquen visitar la Huasteca Potosina en particular Aquismón y sus parajes turísticos, a que consuman lo realizado por artesanos locales para que de esta forma se pueda fomentar el trabajo y la economía de la región, se conserven las tradiciones y procesos artesanales, las tradiciones, la cultura y el bienestar de las personas locales.
