Sigue esta guía de viaje a las Barrancas del Cobre y descubre sus extraordinarios paisajes y las actividades que ofrece.
Al norte de México, en la Sierra Tarahumara, se formó uno de los sistemas de cañones más imponentes: las Barrancas del Cobre. Durante la temporada invernal, con un poco de suerte, las verás cubiertas de nieve, ofreciendo paisajes que pocas veces se pueden apreciar en México.
¿Qué son las Barrancas del Cobre y dónde están?
Hay siete barrancas, como la de Urique, la más profunda de México, de mil 879 metros; la Sinforosa, de las más extensas; y la de Candameña, bañada por las cascadas de Basaseachi y de Piedra Volada, las más altas de México.
Las Barrancas del Cobre tienen cuatro veces la extensión del Gran Cañón del Colorado y son dos veces más profundas. Alcanzan una altitud media de mil 800 metros sobre el nivel del mar. Son un destino único por su cultura y paisajes dramáticos.
Una de las mejores experiencias para viajar por estos lares es tomar el famoso Chepe Express. El tren recorre una ruta de 350 kilómetros, desde Los Mochis, en Sinaloa, hasta el Pueblo Mágico de Creel, en Chihuahua, y viceversa.
Lo ideal de este viaje es tomarse el tiempo para disfrutar los atractivos de la Sierra Tarahumara durante varios días y no viajar nueve horas seguidas a bordo (lo que dura el traslado completo).
Así que una buena opción es volar a la ciudad de Chihuahua y pasar ahí un día visitando lugares como el Museo de Pancho Villa o recorriendo la ciudad en un tranvía turístico en el que se ofrecen representaciones históricas, para terminar con una cena en la que el plato principal es un buen corte de carne.
Ahora sí, al día siguiente, muy temprano hay que tomar carretera para llegar a Creel, “la puerta de entrada a las Barrancas del Cobre”, e iniciar la aventura para descubrir cascadas y formaciones rocosas insospechadas y tener encuentros con la cultura rarámuri.
¿Qué hacer y ver en las Barrancas del Cobre?
En la avenida principal del Pueblo Mágico de Creel se han establecido tiendas de artesanías, restaurantes y bares. Hay hoteles de todas las categorías y touroperadores que ofrecen todo tipo de excursiones (privadas o en grupo), paseos en bici, cabalgatas, escalada y rappel.
Desde este punto puedes partir hacia Batopilas, otro Pueblo Mágico, en el fondo de la barranca del mismo nombre, una de las más profundas del estado, con un clima mucho más cálido. También hay salidas hacia la Sinforosa y a la cascada de Basaseachi.
En los alrededores de Creel puedes ir a San Ignacio de Arareko, una comunidad rarámuri en donde se encuentra la misión jesuita de San Ignacio, del siglo XVIII; al Valle de los Hongos, donde se admiran enormes piedras apoyadas unas sobre otras como si hubieran sido colocadas así por alguien; al Valle de las Ranas, otras formaciones que recuerdan a esos anfibios. Tampoco hay que dejar de visitar el Valle de los Monjes.
Hoteles en Divisadero para ver el amanecer en las barrancas
Uno o dos días después, se recomienda salir por la mañana hacia Divisadero, la siguiente parada y otra de las estaciones del Chepe Express. El trayecto es de una hora por carretera.
Pasa la noche en alguno de los hoteles de la zona enclavados en la cima de las montañas, al borde del precipicio. Sus balcones y terrazas revelan la magnificencia de las barrancas cuyo color cambia según la hora del día.
Lo mejor ocurre al amanecer. El frío llega a calar, pero eso no es impedimento para que los huéspedes se envuelvan en sus cobijas y salgan a sus balcones, todavía a oscuras y algo ‘amodorrados’, a presenciar salida del Sol, cuyos rayos pintan de tonos violáceos, rosados, anaranjados y rojizos el cielo y las barrancas.
Actividades en el Parque de Aventuras Barrancas del Cobre
Después de desayunar una deliciosa machaca en el restaurante del hotel, tienes que ir al Parque de Aventuras Barrancas del Cobre, conocido por sus actividades emocionantes.
Revisa la disponibilidad ya que, a veces, en esta época del año se modifican por el clima.
Hay un restaurante con terraza y piso de cristal, senderos para caminar, renta de bicicletas de montaña y paseos a caballo. Digamos que este es el plan más relajado.
