Más que un producto, el cacao para los mayas forma parte de su cultura y estilo de vida.
El cacao forma parte de la historia de la civilización maya. Para entender un poco más de la cultura, es necesario hablar sobre este ingrediente que se ha convertido en un tesoro invaluable.
En este sentido, México es considerado como el centro de origen del cacao, en especial estados del sur como Tabasco y Chiapas.
Sin embargo, el cacao también tiene presencia en otros lugares de Centroamérica, desde Panamá hasta Belice, esto gracias a las condiciones climatológicas.
Por consiguiente, en Belice, uno de los países en los que los mayas se asentaron hace miles de años, el cacao posee una historia de cultura y tradición que prevalece en nuestros días.
Un poco sobre el cacao beliceño
No hay muchas diferencias con respecto al cacao que hay en México o en Belice. El color del cacao suele ser de color naranja, amarillo o marrón, con un interior blanco y carnoso. Suele crecer de 5 a 12 pulgadas (12 a 30 centímetros).
Comúnmente el cacao está en manos de productores indígenas y campesinos que trabajan en zonas remotas. En Belice es común encontrar esta planta en los distritos de Cayo, Sant Creek, Belize y Toledo, donde está presente entre comunidades ubicadas en colinas maya.
Estudios arqueológicos encontraron vestigios en la ciudad de Colha, Belice, los cuales tienen una antigüedad de 2,600 años.
El cacao era usado en bebidas de diversos sabores, pues se mezclaba con frutas, maíz o incluso chile. De hecho, existe una bebida hecha con granos de maíz y cacao que se usaba para rituales y ceremonias de la élite. Hoy en día se sigue preparando esta bebida dentro de las comunidades maya beliceñas y se otorga a los invitados especiales en eventos específicos.
Además, los mayas consumían el cacao en otros platillos como parte de su dieta diaria, en especial porque se creía que les ayudaba con la fertilidad.
Por otro lado, las semillas de cacao tenían un valor comercial que servía para intercambiar por alimento. Cuando los españoles llegaron a Mesoamérica, se dice que Hernán Cortés pagaba a sus soldados con esta planta. Tras la conquista, Cortés enviaba granos de cacao a Carlos V para que lo usaran en bebidas medicinales.
A qué sabe el cacao
En nuestra expedición a Belice, junto con nuestros amigos de Travel Belize, fuimos a la zona arqueológica de Nim Li Punit, una zona arqueológica al sur del país.
Ahí nos encontramos con Prudencio Cucul, un artesano maya que nos recibió en su hogar para mostrarnos un poco acerca de su cultura. Para refrescarnos, él y su esposa nos prepararon una bebida hecha con maíz y cacao, la cual se da a los invitados especiales.
Pero antes, nos dieron a probar un poco de cacao recién partido a la mitad y después nos compartieron de granos recién tostados.
Contario a lo que piensas, el cacao natural no es cremoso ni azucarado; de hecho, tiene muy poco dulce. Su consistencia es suave, a simple vista parece una gelatina o algo de mucosidad, pero cuando lo pruebas, te deja la sensación de haber probado un trocito de chocolate.
El segundo, el cacao tostado, tiene un sabor distinto. Contrario a lo que crees, el cacao pierde esa consistencia suave; ahora el sabor amargo incrementa un poco, aunque no tanto para hacerlo desagradable. Sabe un poco más a chocolate.
Después de moler tanto el maíz como el cacao en el metate, y de ponerle un poco de agua caliente, Prudencio Cucul y su esposa nos dieron a probar de esta bebida. Sentíamos en nuestros paladares el sabor del maíz, pero al mismo tiempo la dulzura que brinda el cacao. Nos dieron la opción de ponerle azúcar, pero decidimos rechazarla para disfrutar del sabor natural.
