MÉXICO, 23 ago.
Andrew Tate es un ex atleta reconocido por participar en competencias de alto nivel de Kickboxing, sin embargo, ha adquirido fama por ser un machista viral cuando comenzó a utilizar sus redes sociales para enviar mensajes misóginos donde el odio hacía las mujeres parecía ser el factor común de todas sus publicaciones, para causar reacciones de sus opositores y también llamar la atención de aquellos que comparten su opinión.
El influencer por ejemplo aseguró que “Las mujeres no deberían trabajar”, “Deberían callarse, tener hijos, quedarse en casa, estar calladas y hacer café” o que “Las mujeres de 18 años son más atractivas que las de 25 años porque han pasado por menos p*nes”.
Tenía bastante alcance pues los videos de Tate por ejemplo fueron visto al menos 13.7 mil millones de veces en TikTok y en Instagram contaba con 4.6 millones de seguidores antes de que fueran cerradas. Sin embargo, cuando eres baneado de tres redes sociales es seguro que hiciste algo particularmente malo, como es el caso de Andrew Tate.
Las plataformas actúan no solo después de recibir varios reportes, sino además al considerar la gravedad de las acusaciones y el impacto que tiene el influenciador, además de realizar procesos previos en los cuales advierten a los creadores el cambiar el tono de su contenido o arriesgarse a una expulsión.
Muchos acusan a las plataformas de actuar tarde pues desde hacía meses que se denunciaban los mensajes de Tate. El problema también está en que los mismos algoritmos de estos servicios promueven estos contenidos.
Sin embargo las redes sociales están tomando en serio más su responsabilidad con el discurso que permiten.
