“Afortunadamente han sido más las satisfacciones que las frustraciones, me gusta soñar porque puedes llegar a hacerlo”.
El dejar de jugar su deporte favorito, truncar sus sueños por ayudar a que otros los logren, fue la tarea que tuvo el profesor Mario Alberto Sanmiguel Córdova, quien hoy es uno de los instructores de fútbol que cuentan con mejores reconocimientos, tanto de propios como de extraños.
Mario, toda una vida en los campos, ¿Cuántos años como jugador de fútbol? "Cómo jugador duré muy poco, prácticamente durante mi secundaria, empecé a los 12 años con los Pumas del profesor Tello, acudimos a varios estatales, nacionales, llegué a jugar con el Necaxa de Estancias en la Liga Municipal".
Le seguiste, pues no es por nada, ¿Eras buen jugador? "Cuando tenía 15 años de edad, mi hermano recibió una oportunidad de ir a buscar acomodo con el Cruz Azul, él ya traía equipos y me pidió se los siguiera entrenando, se los cuidada, yo me resistía a entrenarlos, yo quería seguir jugando, sentía que yo también podría tener una oportunidad con algún equipo mexicana, pero era mi hermano y había que apoyarlo, se quedó un mes, para cuando volvió yo los tenía con nueva temporada en la Liga Vanguardia y ya me había encariñado con este trabajo y ahí nació Mario el entrenador".
Pero tengo entendido que estudiaste, ¿Qué fue? "Estando trabajando en el Instituto Cumbres, junto con Sarabia y con Rigo nos dieron una beca para estudian en la Universidad Miguel Hidalgo, me recibí de licenciado en educación física".
Seguiste entrenando, ¿No te dio por la docencia, dentro del magisterio? "Pues no lo pensé, en aquel tiempo quería seguir con mis equipos, me case, los nuevos compromisos y sobre todo los nuevos retos, se iba un equipo y volvía otro y así desde 1991 hasta ahorita son más de 30 años, como entrenador y la docencia no fue lo mío, pues preferí ser mi propio jefe y lo que es mejor, no me arrepiento de este bello trabajo que es el de moldear el pensamiento y formación de los niños y jóvenes".
Siendo Puma, ¿Cómo se dio lo de Santos? "Al Club Santos siempre lo consideré mi casa, aunque éramos Pumas por ser de Estancias, con el profesor Tello nos pidió cómo llamarnos y dijimos Pumas, de ahí varios equipos de Estancias adoptaron ese nombre, aunque me gustaba mucho el Atlas por la parte formativa y a Santos siempre lo tuve a un lado fue parte de mi por ser de Coahuila"
¿Cómo se dio lo de la escuela Santos? "Nos fuimos a buscar oportunidades cuando vino la academia Tigres y ya venía la escuela de Rayados, pensé primero en Pumas, pero lo lejos de ellos me dio por decidirme con Santos y fuimos a buscar estas personas a Torreón nos dieron la bienvenida no había escuelas oficiales ni academias, pero nos dijeron más adelante, nos fuimos a ver un entrenamiento en Santa Rita y ahí Christian Ramírez me enseñó el programa del club Santos que contemplaba las escuelas desde el primer equipo hasta nuestras escuelas, me dijo sigue trabajando y en cuanto este, te hablamos.Nos dijeron por ser seguidores de Santos, no es oficial, pero les reconocemos su trabajo, me vine e Monclova ilusionado y un año después nos llamaron, acudimos junto con el profesor Octavio que en paz descanse, acudimos con Iván Valtonrá nos dieron la información, era carísimo lograr su afiliación, no pudimos contar con lo que nos pedían, y nos regresamos a seguir “picando piedra”.
A los dos años llega la oportunidad de la Academia, nos llamaron, yo ya había organizado un Inter Santos con Monterrey, Ciudad Acuña, Saltillo, les dio mucho gusto y nos dijeron sólo requerían de una cancha que se nos prestara en forma oficial, ya estábamos dentro, ahora si oficialmente".
De ahí hasta ahorita ¿Siguen siendo Santos? "Hemos tenido varios movimientos, pero actualmente tenemos un centro de formación Guerreros, seguimos con la identidad de Santos, ya han pasado cinco administraciones municipales y seguimos en la Ciudad Deportiva trabajando".
Una curiosidad, si lo quieres llamar, trabajas con pequeños, con niños y con jóvenes, ¿Con quiénes te identificas mejor? "Desde luego con los niños pequeños, son arcilla y los puedes moldear a tu manera y a la vuelta de pocos años les ves su transformación, sobre todo porque empecé muy joven que podría decirle a los adolescentes uno de 14 años.
Por eso mis primeros años sólo trabaje con categorías chicas, las juveniles las dejaba, hasta que alguien me abrió los ojos y sobre todo en Santos pues nos dijeron nos interesan los de 14 a 17 años, por eso, bienvenidos los juveniles".
