Lo corrieron del trabajo, abandonó a su familia, se refugió en las drogas y terminó como indigente.
Un robo perpetrado por cientos de miles de pesos en la empresa donde trabajaba como elemento de seguridad, y la pérdida de su esposa y tres hijos, orillarían a José Ausencio Quintero Pérez a refugiarse en algún tipo de drogas y alcohol.
A causa del desfalco por un grupo armado en San Luis Potosí, a Ausencio Quintero no se le comprobó su participación en el asalto, pero fue despedido de la empresa en la que Ausencio portaba una pistola como elemento de seguridad, uniforme y un escudo con su cargo y nombre colocado casi en su hombro izquierdo. Según fotografías en poder de El Tiempo.
Cuando Ausencio Quintero se casó en Agua Prieta, Sonora, una comunidad que en 2020 representaba poco más de 92 mil habitantes, viajó con su esposa a Tijuana, Baja California. De ahí regresaron a vivir a Obregón, Sonora.
En aquello años la pareja de esposos ya tenían problemas de convivencia. De modo que su señora decidió abandonarlo y viajar con sus pequeños hijos a San Luis Potosí. Su esposo la siguió, pero sin éxito. Cuenta a Periódico El Tiempo, el monclovense Antonio Rubalcaba, único contacto con la familia de quien conocemos como, el indigente ‘enamorado’ de la mujer estatua sentada en una banca de la plaza principal de Monclova, Coahuila.
Después de su desaparición hace 26 años la familia desconoce en qué lugares ha vivido Ausencio y como llegó a Monclova. Su "hogar" por las noches a 20 metros de la Presidencia Municipal de Monclova, Coahuila.
Un hermano de José Ausencio Quintero Pérez, informó que, uno de sus tres hijos del indigente de aproximadamente 28 años se mostró interesado al saber que su padre está vivo. “Él está muy al pendiente del final de esta historia y espera el regreso de su padre”. Dijo la fuente.
Los padres de Ausencio Quintero tienen más de 80 años de edad. Viven con la esperanza de reencontrarse con uno de sus 12 hijos que procrearon y que lo separan 1,347 kilómetros de distancia entre Agua Prieta, Sonora y Monclova para abrazar a su hijo quien ya no podrá abrazar, ni platicar con la mujer estatua.
