Todos honran a un profeta menos el de su tierra. Padre Juan Carlos Garay Dávila
A cada momento Dios está obrando en la vida de todos, aun cuando somos indignos, señaló el sacerdote en la celebración eucarística del domingo, “por eso viene y nos regala la vida, nos regala el aire, por eso viene y obra de una manera extraordinaria en medio de su naturaleza”.
En la homilía el sacerdote Juan Carlos Garay Dávila de la Parroquia Santiago Apóstol, habló también sobre el profetismo de los cristianos según el evangelio de San Marcos; todos honran a un profeta menos el de su tierra, los de su casa y sus parientes, su familia, de aquí que se dice nadie es profeta en su tierra. “El señor no sólo obra de manera natural, si no de manera extraordinaria en nuestras vidas, necesitamos la fe esa fe que no sólo mueve montañas, si no también mueve los corazones que difícil es mover el corazón de un ser humano, decirle arrepiéntete”. San Pablo experimento esa conversión de que se anunció, bautizaba en nombre de Jesús, predicando y llevando la buena nueva haciendo su labor profética, comenzó a sentir ese punzón que los laceraba
“Todos en esta vida tenemos algún punzón, algo que hace experimentar debilidad fragilidad y le pedimos al señor que lo quite, un vicio, un apego, una adicción fuerte, tal o cual cosa cuando las tocas pierdes el estribo de tu vida. Aun en debilidad y que somos indignos Dios obra en nuestras vidas”. Basta la gracia de Dios, pues es Cristo quien abre la posibilidad del cielo si queremos salvarnos, si tienes inquietud y ganas de salvarte, pero también debes poner de tu parte, agregó.
