Misiones constantes a la Luna, ¿contaminarán el hielo de sus polos?
AGENCIAS / EL TIEMPOLa superficie de la Luna ha sido invadida por una serie de naves espaciales con motivo de la devolución de muestras lunares a su lugar de origen, luego de que fueran llevadas a la Tierra.
Sin embargo, la frecuencia con la que estas misiones aterrizan en el satélite natural preocupa a los expertos, ya que el tráfico de estos vehículos podría suscitar el desencadenamiento de la contaminación espacial.
En un escenario tan parecido como el que el cineasta Andrei Tarkovski retrató en "Solaris", los científicos se preguntan el verdadero objetivo de las tripulaciones que aterrizan en superficie extraterrestre. Pese a que los expertos aseguran que sus exploraciones se basan en la responsabilidad, algunos de sus colegas temen que el antropocentrismo se apodere de las regiones alternas del Universo.
La nueva oleada de visitantes a la Luna es liderada por la Administración Espacial Nacional China (CNSA), que en la actualidad coordina una magna investigación en torno de los enigmas lunares. No obstante, estas expediciones no son las que más preocupan a los astrónomos sino los futuros aterrizajes que planean las agencias rusa, india, japonesa y estadounidense. Estas misiones tendrán lugar en los próximos tres años.
El análisis crítico de la explotación de materiales lunares es motivada por las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM) en Estados Unidos, junto con el Comité internacional de Investigación Espacial (COSPAR). Ambas entidades se dedican a esclarecer las mejores prácticas para la exploración espacial.
Esta será la primera vez en la historia en que más de una de las misiones, dirigidas a la órbita lunar, se concentre en el estudio de sus polos. Los investigadores están interesados en comprender la forma en que se concentra el agua congelada en los cráteres de la Luna. Aunado a estos intereses, se suma la inquietud que el aumento del tráfico contamine el mismo hielo que se desea estudiar.
El análisis del hielo lunar, de acuerdo con una publicación de "Nature", ayudará a los científicos a descubrir pistas sobre cómo y cuándo la Tierra y la Luna acumularon agua hace miles de millones de años. Esto será posible mediante la observación de muestras originales de los cuerpos helados. Otros investigadores buscan extraer el hielo como combustible para cohetes, programados para futuras expediciones.
Los exploradores saben que el proceso de intervención correcto es proceder lentamente, aunque ya planean excavaciones inmediatas, que los proveerán de hielo para su explotación.
"En este momento, tenemos algunos científicos que dicen que no podemos acercarnos a él porque lo vamos a arruinar. Y otros dicen que lo necesitamos, así que lo haremos" reveló Clive Neal, geocientífico de la Universidad de Notre Dame en Indiana.
Sin embargo, hay quienes piensan en el peligro que implicaría la intrusión del hielo lunar. Rrvathy Prem, científico planetario del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, expuso los efectos que producirían los posibles contaminantes del escape de los cohetes que aterrizan en la Luna.
Para estos efectos, el experto simuló un módulo de aterrizaje que tocaría tierra al sur de la Luna a 70º aproximadamente, con una cercanía de cientos de kilómetros a los cráteres del polo sur. Los resultados mostraron que pese a que un cohete no liberaría mucha agua, se esparciría por toda la Luna y permanecería allí durante tiempo prolongado. Esta duración oscilaría entre dos días lunares, equivalentes a dos meses en la Tierra.
"La conclusión principal fue que el vapor de agua realmente va a todas partes", aseguró Prem, por lo que los científicos estimaron que la contaminación vehicular penetraría en el hielo de la Luna entre un 30% a 40%. Estos indicios, motivaron al investigador a sugerir que el hielo polar ya ha sido contaminado por exploradores anteriores.
Por su parte, Lisa Pratt, oficial de protección planetaria de la NASA manifestó que a medida que aumentan las exploraciones de la Luna, "tenemos la obligación de no dañar las investigaciones científicas futuras: La pregunta es, "¿cómo lo hacemos bien?".
Ante estas declaraciones, un grupo de astrónomos consideró que las tensiones entre la comunidad científica deben resolverse pronto, pues ya se acercan las misiones en que la NASA enviará una serie de naves al polo sur de la Luna. Estos viajes se concentrarán en módulos de aterrizaje robóticos en 2022 y en la llegada de la primera mujer y el próximo hombre a la Luna en 2024, después de 49 años de ausencia humana.
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