La Selección conoce su estadio.
México, D.F. El césped alto, la pista de atletismo, los asientos rojos y un ambiente hostil gracias a la marea escarlata es lo mínimo que una Selección Nacional se encuentra cuando visita Panamá.
El Rommel Fernández ha visto caer a casi todas las representaciones de la Concacaf. Costa Rica ha salido derrotada, Honduras con pesadillas, Canadá vapuleada, El Salvador y Jamaica más de lo mismo, sólo hay dos que nunca han caído en la cancha de Tauro de la liga canalera: Estados Unidos y México.
El viaje a la ciudad del canal suele ser una tierra de empates para el Tricolor. México se ha metido un total de cuatro ocasiones al Rommel con resultados regulares, tres empates y una victoria, aunque cuando salió con la mano en alto, fue en una ronda previa al que en ese entonces se conocía como hexagonal.
El equipo azteca se metió en 2000 a la cancha canalera por primera ocasión. Muy distinto a lo que se puede observar hoy en día, el Rommel todavía no tenía su actual capacidad. Una grada baja general era lo que se podía observar. México se metió con valentía ante una cancha que vibró desde que sonó el himno de la FIFA que les dio pie a los jugadores para ingresar a la cancha.
El juego fue peleado y tuvo de todo. Las duras entradas y las ganas de los panameños por dar la sorpresa de pegarle al Gigante de la Concacaf, lo hizo presionar muy a su estilo.
“De ninguna manera menospreciamos, veníamos con la mentalidad ganadora, pero sabíamos que Panamá en su casa es muy peligrosa, es donde mejor juega, afortunadamente sacamos el resultado”, comentó Juan Francisco Palencia tras el encuentro
