Muchas de ellas presentan un gran hundimiento a punto de caer.
La entrada del desagüe se denomina boca de tormenta o imbornal. Hay dos tipos de bocas de tormenta; bocas de tormenta laterales y bocas de tormenta emparrilladas. Las bocas de tormentas laterales están localizadas adyacentes al bordillo (cordón) y poseen una abertura bajo la piedra trasera o dintel para captar el flujo. En la ciudad se pueden observar en calles céntricas y principales bulevares, las cuales ya están en muy mal estado por falta de mantenimiento y presentan hundimiento que genera un peligro para los transeúntes, ciclistas y automóviles cuando pasan sobre ellas. La basura es el principal enemigo de este tipo de estructuras, debido a que cae en el interior y obstruyen el paso de fluidez del agua. Algunas pasan meses con sus fauces abiertas, esperando al distraído que se "tragarán".
La capacidad hidráulica de una boca de tormenta depende de su geometría y de las características de los colectores, es decir, del caudal que pueda captar la boca de tormenta y del caudal que pueda conducir la red de colectores. Un inadecuado cálculo de la capacidad o de la ubicación, puede provocar encharcamientos o inundaciones.
Soporte. Las bocas de tormenta en calles y áreas de aparcamiento deben ser lo bastante fuertes para soportar el peso de los vehículos. Aunque necesarias durante los días de intensas lluvias, significan un gran peligro por su falta de mantenimiento. Personal de obras públicas son los que tendrán que echar mano una vez más para dar vida a estas obras que solo en su construcción lucieron en buen estado. Afortunadamente hasta el momento no se ha presentado un accidente, pero no se descarta que pudiera haberlo, su función es dar paso al agua algunas no lo hacen.
