La Unión Europea (UE) confía en poder abrir una oficina en Kabul en cuestión de “semanas” con el fin de coordinar la ayuda humanitaria que presta a la población, sin que eso signifique un reconocimiento del régimen talibán en Afganistán.
“Estamos trabajando para establecer una presencia mínima en Kabul. En cualquier caso, por razones de seguridad no podemos entrar en detalles. Pero es más bien una cuestión de semanas, no meses”, indicó en la rueda de prensa diaria de la Comisión Europea la portavoz comunitaria de Exteriores Nabila Massrali.
La portavoz insistió en que ese movimiento “no es una señal de reconocimiento” de las nuevas autoridades del país.
Preguntada por la propuesta del presidente francés, Emmanuel Macron, de abrir una presencia conjunta europea en Kabul, la portavoz dijo que, “en este momento, de lo que estamos hablando es solo para la UE”.
En cualquier caso, afirmó que “los Estados miembros por supuesto pueden decidir unirse, pero esto es a su discreción”.
“Queremos poder asistir mejor a la población afgana, que necesita nuestra ayuda, estando más cerca. E inevitablemente tenemos que implicarnos con el gobierno talibán o las autoridades de facto en Kabul”, explicó Massrali.
El Servicio Europeo de Acción Exterior está evaluando con los talibanes la posibilidad de abrir esa oficina.
La UE cerró su delegación en Kabul a mediados de agosto cuando los talibanes recuperaron el control de Afganistán y de su capital, y evacuó a sus trabajadores y a los afganos que habían colaborado a lo largo de los años con los servicios comunitarios.
Los contactos con los talibanes han ido encaminados a "entender mejor cuál es su percepción, su punto de vista y también su compromiso si quisiéramos volver sobre una base estable", señalaron recientemente fuentes comunitarias.
La Comisión Europea propuso en octubre un paquete de apoyo a los afganos, más allá de la ayuda humanitaria, por valor de alrededor de 1.000 millones de euros a fin de atender sus necesidades más urgentes dentro del país y en los Estados vecinos a los que se han desplazado.
La cooperación al desarrollo canalizada a través de las autoridades afganas, en cambio, permanece congelada mientras los talibanes no cumplan con cinco condiciones marcadas por la UE.
Esas condiciones son que el país no sirva de base al terrorismo, que se respeten los derechos humanos, que el gobierno sea inclusivo y representativo, que haya un libre acceso a la ayuda humanitaria y que se permita la salida de los afganos en riesgo.
