Aunque en un principio se rehusaba a hacerlo, parece que el rapero está consciente de que debe seguir con su vida lejos de la estrella de realitys.
A pesar de la resistencia inicial a la hora de asumir el fin de su matrimonio tras siete años de convivencia y con cuatro hijos en común, el rapero Kanye West habría llegado ya a la conclusión de que no le queda más remedio que aceptar que su historia de amor con Kim Kardashian ha terminado. Así, el músico facilitaría al máximo su proceso de divorcio y el objetivo de que su relación con la madre de sus hijos sea lo más amistosa posible.
Una de las escasas revelaciones que ha trascendido de su litigo en los juzgados, es que el artista y la estrella televisiva compartirán la custodia de sus hijos North, Saint, Chicago y Psalm, una vez que estén oficialmente divorciados. También hay en juego una fortuna de más de dos mil millones de euros y cuatro mansiones, entre ellas la casa familiar, que está valorada en unos cuarenta millones.
Familia
Según fuentes de su entorno, Kanye quiere que la familia permanezca unida, independientemente del vínculo personal entre él y Kim. “Están pasando mucho tiempo juntos con sus hijos. Kanye ha asimilado finalmente que Kim quiere divorciarse y no pondrá más impedimentos. Durante un largo tiempo esta situación fue muy dura para él. Estaba decepcionado y disgustado, pero ahora ha vuelto a encauzar su vida”, ha apuntado un informante a la revista People, añadiendo que Kanye hará todo lo que esté en su mano para que su relación con Kim sea cordial.
“Kanye quiere lo mejor para sus hijos. Tiene una relación muy amistosa con Kim y sabe que eso hace a los niños felices, y eso es lo más importante”, dijo el informante acerca de la visita privada de la que los seis disfrutaron el pasado fin de semana en el Museo de Arte Asiático de San Francisco, en California.
