Jesús, un lustrador de calzado; “Dios aprieta, pero no ahorca”

Jesús, un lustrador de calzado; “Dios aprieta, pero no ahorca”
Verónica Preciado / El Tiempo de Monclova

Permaneció 38 días en terapia intensiva, luego enfrentó una dura crisis económica por la pandemia

SAN BUENAVENTURA, COAH.- Una dura crisis atraviesan la mayor parte de los sectores de la población, al cumplirse ya casi un año de que la pandemia llegó a Coahuila, y ni hablar de quienes viven del autoempleo que han enfrentado un año por demás crítico. 
Jesús de la Cruz Rangel ejerce el oficio de “bolero” desde hace 3 años en la plaza principal y su único ingreso proviene de lustrar calzado; lo mucho o lo poco le alcanzaba para llevar el sustento a su hogar donde vive con su esposa y una hija con discapacidad.
Si bien vivir del autoempleo no le deja un salario seguro, le permitía hasta hace unos meses cumplir con los gastos más necesarios de la casa.  
Hoy la situación es complicada muchos de sus clientes dejaron de frecuentarlo e incluso tuvo que dejar de trabajar durante 3 meses cuando empezó la pandemia, dijo a El Tiempo Jesús de 62 años de edad.

LOS RETIRARON DE LA PLAZA SIN APOYARLOS
“Nos retiraron de repente cuando comenzó esto de la pandemia, pero sin darnos ningún tipo de apoyo, si nada tuvimos que irnos a nuestra casa y salir adelante con lo que hubiera, preguntándonos como le íbamos a hacer para pagar luz, agua, gas y la comida”, comentó.
En este tiempo, dijo que sus hijos mayores lo apoyaron para salir adelante, “hoy, aunque todavía no nos podemos recuperar, creo que no hay que voltear hacia atrás, lo que pasó ya pasó, sino ver una luz de la esperanza al final del túnel”.

PERMANECIÓ 38 DÍAS EN TERAPIA INTENSIVA
Comentó que además de la falta de ingresos, su salud se complicó durante este tiempo de contingencia, por espacio de 38 días estuvo hospitalizado en terapia intensiva en la ciudad de Monterrey.
“Gracias a Dios, superé ese trance y estoy aquí esforzándome como todos los días para mantener mi hogar”, comentó.
Y es que otros compañeros “boleros” ya no regresaron a trabajar por cuestiones de salud, de los 5 que se instalaban antes en la plaza principal, hoy sólo quedan 2. Actualmente trata de superar la crisis que le ha pegado duro como a muchos otros que como él sobreviven del autoempleo, siempre de la mano de su familia, sus 3 hijos ya casados, 7 nietos, su esposa y su pequeña hija.
Lustrar calzado es un trabajo que disfruta y también le ha dado la oportunidad de conocer gente; a las 7:00 de la mañana se levanta almuerza, se alista para salir de su casa antes de las 9:00.

DIOS APRIETA, PERO NO AHORCA
Comentó que con 150 pesos o máximo 200 pesos hace el día, pero con los tiempos difíciles que a su paso ha dejado la pandemia, hay días con mucho menos ingreso. Por bolear calzado normal cobra entre 20 y 30 pesos y por lo general atiende a 7 clientes al día.
“Hay veces que viene menos gente, sacó menos, lo más importante es tener la confianza en Dios, él está donde quiera, aprieta, pero no ahorca”.
Por último, agregó que su anhelo es recibir pronto la vacuna contra el Covid, y que todo vuelva a la normalidad.

 

Jesús, un lustrador de calzado; “Dios aprieta, pero no ahorca”
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