Japón a través de los ojos de tres influencers mexicanas
El Universal / El Tiempo MonclovaÉrika es otra joven mexicana (originaria de Guadalajara) a la que el amor llevó a Japón.
Érika, Sandyael y Ruthi hacen vida en el país asiático como esposas, madres y, sobre todo, extranjeras que tratan de adaptarse. Todo eso lo comparten en sus redes
Una mamá hecha en Japón
Érika es otra joven mexicana (originaria de Guadalajara) a la que el amor llevó a Japón. En la universidad, se fue a estudiar a Canadá para una estancia académica para perfeccionar su inglés, y allí conoció a Sergio, su esposo.
Con los años, Érika puso una academia de inglés en México, pero lo cierto es que cuando se enamoró de Sergio, decidieron casarse y mudarse a Japón en 2018, donde Érika ha seguido con la enseñanza del inglés, pero además, encontró en YouTube la posibilidad de compartir lo que a ella le ha tocado vivir y su experiencia con la maternidad, por ejemplo.
También tiene un proyecto en IG y YouTube con otras amigas llamado "Ser mamá en Japón", donde comparten todos los aspectos relacionados con el crecimiento, educación y maternidad en este país.
Para Érika, ser profesionista, madre, pareja y youtuber también ha sido un camino que la ha hecho más fuerte, empoderada y pero también, que la ha hecho enfrentarse con periodos de depresión, de necesitar volver a casa, con su familia, a su tierra, y a acudir a atender de manera profesional su salud.
"Es adaptarte y aprender el idioma, entender la cultura, a partir de que comencé a trabajar en Japón, también comencé a romper con algunos paradigmas, desaprender algunas cosas que yo toda mi vida hice, el reto de vivir en Japón siempre ha sido más allá del idioma y de la cultura, la soledad que a veces se vive, creo que ese es el reto de todos los días".
De la depresión a la felicidad hay medio millón de seguidores
A Sandyael (nacida en Torreón), con más de medio millón de seguidores, también fue el amor la que la ancló a Japón. Habla japonés y hace años tuvo una pequeña tienda de productos japoneses que mandaba a México, lo que derivó en la necesidad de usar YouTube para hablar de los mismos.
Posteriormente, el canal se volvió un medio por el que comparte su vida, aspectos del país, storytimes, reflexiones sobre lo bueno y lo difícil de esa tierra en la que vive desde hace 20 años.
En meses pasados, Sandyael, quien es madre de gemelos, compartió sobre una profunda depresión por la que pasó en Japón, provocada por diversos factores, entre ellos la distancia y los choques culturales, lo cual, abrió una puerta para hablar también de salud mental en sus plataformas.
"Llegó un momento en el que era todo negativo, incluso llegué a odiar el país porque todo era malo para mí. Son cosas que pasan porque extrañas muchas cosas, recuerdas las cosas felices de épocas atrás, culpas a todo a tu alrededor, pero con la terapia aprendes muchas cosas, empecé a ver lo diferente que era Japón, me pregunté cómo era para los demás y allí nació el canal 'Japón con Sandyael', que se dedica a salir, a pasear, al turismo. Me propuse divertirme en Japón, explorarlo de otra manera, ya no estar encerrada en casa. Es mi nueva versión, forma de vivir y gente nueva está llegando al canal".
Lo que unió YouTube, que no lo separe nadie
Ruthi San tiene 1.17 millones de seguidores en Youtube, ha sido invitada a México para ser parte de festivales como la TNT, durante los Juegos Olímpicos de Tokio hizo unas cápsulas para Imagen TV y recientemente ha fortalecido su relación con la embajada de México en Japón, con el fin de realizar mancuernas a futuro en pro de los y las habitantes mexicanas en este país asiático.
En sus videos, Ruthi, esposa y madre de dos hijos, comparte una vida cotidiana llena de detalles maravillosos: desde los ingredientes que se usan en la cocina japonesa (que son muy diferentes a los que se usan en México), hasta lo duro, estricto y competitivo en el ámbito educativo que ella observa en sus hijos, lo complejo de un idioma que hoy, luego de 15 años de vivir allí, la sigue sorprendiendo, como dijo la influencer a EL UNIVERSAL.
"Recuerdo que al inicio de mi matrimonio yo le decía a mi esposo que quería sentirme útil, él respondía que ya lo era, pero yo no quería depender totalmente de él", comparte.
Aunque llegaron a considerar que tuviera un empleo, el tiempo que estaría lejos de sus hijos y el costo de las guarderías no compensaba el sacrificio, así que un día, en 2015, decidió iniciar YouTube, contar de su vida, su historia de amor y sí, algunos choques culturales.
Ahora es una fuente de empleo con la que, dice, se dio cuenta que ya podía comprarse sus propias cosas y equipo, invitar ahora ella a cenar a su esposo, a sus hijos y viajar.
"Yo creo que YouTube nos revolucionó como pareja".
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