"Vamos a solicitar la ayuda del gobierno oaxaqueño. El gobernador Alejandro Murat dijo que ayudaría", señala el edil juchiteco, Emilio Montero.
Con 40 años vendiendo en una calle céntrica de esta ciudad, Juana López perdió de golpe todas sus frutas y verduras, las cuales fueron consumidas por el incendio de la madrugada del martes 16 de marzo. Era el puesto (local comercial) más conocido y más surtido, dice su hija, Juana Catalina López. "Mi mamá empezó a vender desde que tenía 12 años. Comenzó al lado de mi abuelita Catalina Morales, quien también vendía frutas, como manzanas, plátanos, duraznos, mangos, mandarinas y verduras. Para nosotras, mi mamá y mis dos hermanas más, fue un golpe muy duro la pérdida de todo, hasta de las mesas y cajas de madera", añade.
Un día antes del incendio, como todos los lunes, Juana López acudió al mercado zona 2 de Noviembre, para surtirse. Pagó 400 pesos al dueño de la pequeña camioneta que trasladó las frutas y verduras. "Siempre nos surtimos lunes, miércoles y viernes. Ese lunes 15, ella compró hasta frutas verdes para madurar en el puesto. Todo se perdió", dice.
Hasta el momento, los peritos de la Vicefiscalía Regional del Istmo no han determinado las causas del incendio que arrasó con 38 locales comerciales instalados sobre las calles 2 de Abril y Juárez, al sur del mercado 5 de Septiembre, donde las comerciantes vendían chiles y especias para preparar el mole negro, joyería de chapa de oro, frutas, verduras, huaraches y bolsos. En su denuncia ante los agentes investigadores, Juana López reveló que en el incendio perdió como 30 mil pesos en frutas y verduras. Otras mujeres no pudieron estimar el monto de sus pérdidas y otras más consignaron pérdidas por 7 mil pesos en un local de venta de limones al mayoreo y piñatas, y dos más reportaron pérdidas por un millón de pesos. Hasta el momento el total de pérdidas económicas denunciadas penalmente por los dueños de 32 de 38 locales (seis no estimaron el monto de lo que perdieron) asciende a 6 millones 451 mil pesos. "Vamos a solicitar la ayuda del gobierno oaxaqueño. El gobernador Alejandro Murat dijo que ayudaría", señala el edil juchiteco, Emilio Montero.
La reconstrucción del local de Juana López, así como del resto de sus compañeras comerciantes comenzó en la misma zona donde estaban ubicados. Una brigada de 20 especialistas, entre herreros y soldadores contratados por el gobierno municipal, trabaja día y noche para que en 10 o 12 días se entreguen a los comerciantes, dice Montero Pérez. Según el presidente municipal, la reconstrucción de los 38 locales comerciales consumidos por el incendio del pasado martes costará poco más de 700 millones de pesos, que el gobierno municipal aportará con la finalidad de apoyar a los comerciantes que han sido afectados desde el terremoto de septiembre de 2017 y ahora con la pandemia del Covid-19. En la noche del terremoto del 7 de septiembre se robaron las cajas que contenían las frutas.
"Fue una experiencia desagradable. Toda la vida esforzándonos para comprar y vender y los ladrones se llevaron gran parte de nuestra mercancía. Como pudimos, volvimos a juntar el dinero y nos surtimos", recuerda Juana Catalina, la hija de Juana López.
"Diablitos"
En la zona del incendio había y aún hay dueños de locales que no tienen contrato con la Comisión Federal de Electricidad (CFE). En las casetas o locales tienen ventiladores, radios, televisores y licuadoras y se alimentan de la energía eléctrica a través de lo que en nuestro país se conoce como "diablitos", lo que sobrecalienta las líneas de transmisión de energía. No se sabe si un corto circuito provocó el incendio en esa zona, donde había lonas de tela y de plástico, de madera y chiles, más pirotecnia.
El administrador del mercado 5 de Septiembre, Juan Blas, invita a sus compañeros comerciantes para que regularicen su consumo eléctrico, mediante contratos con la CFE y eviten riesgos innecesarios. "Mi mamá tiene contrato con la comisión, no robamos la luz, siempre pagamos porque la necesitamos todo el día para el ventilador, por el calor que hace todo el año en nuestra ciudad y porque abrimos el puesto desde las cuatro de la mañana. Antes del Covid-19, cerrábamos a las 7 de la noche", explica Juana Catalina, quien vende con su mamá.
