Fidencio sale todos los días y recorre kilómetros buscando ganarse la vida
A paso lento pero constante, buscando cubrirse de los quemantes rayos del sol con su cachucha y con el improvisado techo que lleva su triciclo y sin dejar un sólo momento de sonar la campana que invita a que la gente lo vea (pues se escucha a muchos metros de distancia), es el andar diario de Fidencio, hombre de 51 años que ha encontrado en la venta de sabalitos su modus vivendi.
Habitante de la colonia Independencia, Fidencio Hernández Orta sale desde temprana hora de su domicilio, (el que comparte con su mamá y un hermano), para poder trasladarse a la zona centro, donde se le entregan diversas cantidades de sabalitos ya que es el producto que vende en las calles de la capital del acero.
Con limitantes en su pierna derecha que años atrás cuando era vendedor de frutas también en su triciclo, el destino le hizo una mala juagada al sufrir una fractura que lo obligó a ser sometido a diversas cirugías pues necesita de una placa y al menos 9 clavos para poder caminar nuevamente.
Pese a esa limitante, Fidencio es una persona que no decae en su ánimo, tiene muy en claro que, de no salir a las calles, en el día simplemente no habrá ingresos para los gastos en su familia y por eso su actividad implica largas distancias entre colonia y colonia, en cualquier sector de la ciudad.
No cuenta con seguridad social ni mucho menos con una pensión, pues a lo largo de los años sólo se ha dedicado al comercio, sin embargo y pese a que es extenuante, sabe que las temperaturas actuales que ya comienzan a rebasar los 40 grados centígrados, son un factor que se pone de su lado, pues es cuando puede vender con mayor facilidad los sabalitos. ¨Pues hay días que de repente se siente fresco y baja mucho la venta, pero como estos días que son de mucho calor, ahora si se está vendiendo bien, así que hay que aprovechar y vender lo más que se pueda porque después no hay dinero para la comida¨, sostuvo Fidencio Hernández Orta. No sabe de apoyos de gobierno, ni de una entrada extra, su mentalidad es trabajar día a día sudando la gota gorda en los kilómetros diarios que recorre para poder obtener un ingreso diario, el cual señala que en días buenos alcanza los 200 o 250 pesos, pero también días malos de temperaturas frescas donde no saca absolutamente nada.
