El coronavirus pone en jaque a Cuba

El coronavirus pone en jaque a Cuba
EFE / El Tiempo de Monclova

Mientras para por su peor momento económico

La Habana.- Cuba atraviesa la peor ola de contagios desde el inicio de la pandemia y ha comenzado a endurecer las restricciones en medio de una severa crisis económica que dificulta un cierre completo como el que ayudó a contener las cifras entre marzo y noviembre pasados.

El país (11,2 millones de habitantes), que está desarrollando vacunas propias y no ha dado por ahora señales de que vaya a recurrir al mercado extranjero, registró este miércoles un récord de 550 nuevos casos y lleva casi una semana batiendo máximos, para un acumulado de 16.044 casos y 158 muertes.

Son cifras aún bajas comparadas con los países del entorno pero impensables -hasta ahora- para una isla que en julio llegó a celebrar dos jornadas sin detectar positivos y mantuvo los números diarios por debajo del centenar hasta diciembre.

Durante ocho meses Cuba cerró fronteras y paralizó su ya golpeada economía, a la vez que aplicaba un aplaudido protocolo de rastreo y aislamiento obligatorio de casos positivos y de sus contactos que permitió mantener a raya las dos primeras oleadas.

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LOS AEROPUERTOS, CAUSA PRINCIPAL

Pero la apertura de los aeropuertos en octubre y el retorno de la diáspora cubana por fin de año dispararon los contagios, muchos atribuidos al incumplimiento de los protocolos de aislamiento para los viajeros.

El biólogo molecular cubano e investigador de la Universidad del Estado de Sao Paulo (UNESP), Amilcar Pérez Riverol, confirma esa reapertura como clave del repunte, aunque vinculada a otros dos factores: la reapertura y la forma en que la población interpreta la reducción de las restricciones como una disminución del peligro.

"En cualquier país con una prevalencia tan baja como Cuba, el efecto de los casos que entran por la frontera desde países con mayor prevalencia es esperable e influye mucho más", indicó a Efe el experto.

De hecho fue Estados Unidos, el país con mayor tasa de contagios del mundo y donde reside la mayoría de la migración cubana, el lugar desde el que llegaron más viajeros infectados, según las estadísticas oficiales.

A ello se une que Cuba "ya había comenzado la desescalada, reduciendo las medidas de mitigación y contención de contagios", un segundo factor muy unido a un tercero: la disminución de la percepción de riesgo por parte de la población, subrayó Pérez Riverol.

"La insistencia en la culpabilidad no va a ser la llave para resolver el problema", matiza el científico. "Aquí hay muchas responsabilidades y esto de la culpabilidad no es más importante para resolver el rebrote que las medidas que ya se han empezado a aplicar", agregó.

De hecho, aunque las autoridades cubanas señalan a la indisciplina, las celebraciones navideñas y las violaciones del protocolo para viajeros, en los dos últimos meses, desde el ámbito oficial también se emitieron señales contradictorias con el mensaje sanitario.

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FIESTAS, PERO TAMBIÉN ACTOS OFICIALES

La disminución de la percepción de riesgo se tradujo en más personas en la calle, reuniones y fiestas, pero también se celebraron actos políticos de apoyo a la Revolución en los que se pudo ver a gran número de asistentes sin distanciamiento social, y en ocasiones sin mascarilla.

Ahora, con los contagios disparados, el país volvió a echar el freno en el peor momento económico: la Administración Trump sigue endureciendo las sanciones sobre Cuba hasta el último minuto, a la vez que el país enfrenta su peor crisis de divisas en tres décadas, con un grave desabastecimiento e inflación al alza consecuencia de la recién estrenada unificación monetaria.

Pero incluso ante este escenario, Pérez Riverol cree que las medidas que funcionaron antes ayudarán a retomar el control de la pandemia, "aunque los plazos serán mayores".

"En este momento la tendencia al crecimiento es muy acelerada. La media quincenal de casos confirmados no es solo la más alta sino la de mayor aceleración de todo el brote, hay una actividad viral en expansión y sin precedentes en Cuba", apuntó.

De momento, la limitación de vuelos desde seis países con altos niveles de transmisión desde el 1 de enero y la exigencia de un PCR negativo a los viajeros para entrar a la isla comenzaron a dar frutos y los casos importados se han desplomado a la vez que se desbocaban los autóctonos.

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VUELVEN LAS RESTRICCIONES

Las medidas internas más duras se anunciaron en las últimas horas, entre ellas el cerrojazo de La Habana, incluidos colegios y transporte público desde mañana jueves. Los bares y toda actividad nocturna o lúdica ya habían cerrado en los últimos días.

La tasa de incidencia en la capital es de 46.1 casos por cada 100,000 habitantes.

El "zar" nacional de la covid-19, el epidemiólogo Francisco Durán, muy respetado por los cubanos, retomó hace una semana su parte diario televisado.

Un factor complicado de controlar son las largas colas y aglomeraciones para comprar alimentos y productos de primera necesidad que han escaseado cada vez más en los últimos meses y que dificultan que los cubanos puedan quedarse en casa.

La nota positiva es que por ahora, según las autoridades, no hay riesgo de colapso hospitalario. Pero como el protocolo cubano establece el aislamiento de positivos, de sus contactos y de sospechosos por síntomas, el número de personas internadas se ha disparado -6.726 a fecha de hoy-, con el coste económico que ello supone.

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A LA ESPERA DE LA VACUNA

Cuba, con una reconocida experiencia biotecnológica, tiene cuatro candidatos de vacuna contra el coronavirus en distintas fases de ensayo y ha asegurado que espera inmunizar a toda su población en el primer semestre del año.

El país acaba de firmar un convenio con el Instituto Pasteur de Irán para probar su candidato más avanzado, "Soberana 02". En Irán la circulación del Sars-CoV-2 triplica la de Cuba, aún baja para lograr resultados rápidos y concluyentes en la tercera fase de ensayos clínicos, la que implica al mayor número de voluntarios.

Para Pérez-Riverol, la apuesta cubana por una vacuna propia es acertada en un contexto de alta demanda que ha hecho que algunos países se aseguren dosis para el 300 % de su población y primen las políticas nacionalistas, junto al hecho de que la isla "parece no tener una situación económica y financiera para comprar vacunas de otros productores".

"Cuba tiene el conocimiento y la infraestructura de años en desarrollo biotecnológico, va a haber una demanda enorme en 2021 y 2022, por tanto es correcto desarrollar tu vacuna y tener soberanía sobre ella y sobre las dosis que necesitas para dar máxima cobertura a la población", aseveró el biólogo.

Pero más allá de lo correcto, a su juicio "lo idóneo" sería que en tanto la fórmula propia está lista, Cuba pudiera importar alguna de las vacunas ya aprobadas para "al menos cubrir al personal sanitario, los trabajadores de primera línea y los grupos de riesgo", lo que haría ganar tiempo al país.

Con esta tesis han coincidido últimamente otras voces de la comunidad científica, con hincapié en la vacuna rusa "Sputnik V", dados los estrechos vínculos políticos y económicos entre La Habana y Moscú.

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