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Un salvavidas para los comerciantes: es el cubrebocas

Un salvavidas para los comerciantes: es el cubrebocas
EL UNIVERSAL / EL TIEMPO
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Comerciantes vieron en la venta de cubrebocas una oportunidad para no cerrar sus negocios y sobrevivir.

En medio de una de las peores crisis económicas en México y el mundo, Arturo Herrera, secretario de Hacienda y Crédito Público, dijo que "el uso del cubrebocas permitiría relanzar con mayor éxito la economía del país". En menos de 24 horas, el presidente Andrés Manuel López Obrador cuestionó y restó importancia a esas palabras. El mismo secretario se retractó.
Sin embargo, cada letra de esa oración es una realidad innegable en la vida de miles de pequeños comerciantes que vieron en los cubrebocas un salvavidas para mantener sus negocios.
Con las medidas de confinamiento, miles de pequeños comercios advirtieron cómo sus ganancias se redujeron al mínimo o se volvieron nulas. Muchas papelerías, estéticas, escuelas, restaurantes y tiendas tuvieron que cerrar sus puertas debido la incapacidad de pagar rentas y salarios.
Ante esa realidad, comerciantes vieron en la venta de cubrebocas una oportunidad para no cerrar sus negocios y sobrevivir. Tal es el caso del profesor López, como es conocido en la Bella Airosa, un pequeño empresario quien hasta marzo dirigía una academia de belleza y barbería en Pachuca, Hidalgo, que cerró.
Con su única fuente de ingresos detenida y la “mala costumbre” de comer tres veces al día, invirtió los 200 pesos que le sobraron tras liquidar a maestros y pagar la renta del local, en comprar cubrebocas para revenderlos.
"Busqué y en Pachuca ya no había cubrebocas. Las pocas farmacias que aún vendían los ofertaban a precios ridículos. Decidí ir a Tecámac y comprar ahí. Conseguí dos paquetes de 30 unidades, cada uno en 40 pesos y me regresé a venderlos. Vendí cada cubrebocas en tres pesos, así que recuperé 180 pesos", relata.
Sin embargo, lo que habría sido un negocio altamente redituable con ganancias de 300% se convirtió en una idea que lo llevó a perder 20 pesos de los 200 que tenía: "No contemplé el gasto que me representó ir a Tecámac".
Para el segundo día, el profesor López se dispuso a encontrar cubrebocas dentro de la ciudad y consiguió los mismos paquetes de 30 cubrebocas en 50 pesos. Eran 10 pesos más caros que en Tecámac, pero sin la necesidad de gastar en pasajes.
Hoy, cuatro meses después, el empresario Romualdo López invierte diariamente mil 500 pesos en cubrebocas desechables, de tela y KN95; en alcohol y caretas, en tapetes y desinfectantes, obteniendo ganancias de hasta mil 200 pesos todos los días.

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