¿Por qué se celebra a la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre?
Millones de mexicanos guardan su día con gran fe y devoción
ÁNGEL F. CHÁVEZ FÉLIX / EL TIEMPO DE MONCLOVA"6.- Era sábado, muy de madrugada, lo movía su interés por Dios (respondiendo a) su insistente llamada. 7.- Y cuando vino a llegar al costado del cerrito, en el sitio llamado Tepeyac, despuntaba ya el alba. (...) 11.- Tenía fija la mirada en la cumbre del cerrito, hacia el rumbo por donde sale el sol, porque desde allí algo hacía prorrumpir el maravilloso canto celestial. 12.- Y tan pronto como cesó el canto, cuando todo quedó en calma, entonces oye que lo llaman de arriba del cerrito, le convocan: '-Mi Juanito, mi Juan Dieguito' (...) 14.- Y al llegar a la cumbre del cerrito, tuvo la dicha de ver a una Doncella, que por amor a él estaba allí de pie."
Tal es la narrativa del Nican Mopohua, según la traducción al español realizada por Monseñor José Luis Guerrero Rosado, sobre las apariciones que, la Iglesia católica asegura, realizó la Virgen de Guadalupe ante San Juan Diego.
El Nican Mopohua, cuyo nombre significa "aquí se narra" en náhuatl, es un libro en el que se cuentan las apariciones de la Virgen de Guadalupe.
El libro no está propiamente escrito en ese dialecto, sino en el lenguaje de los conventos jesuitas. Fue impreso por el capellán Luis Lasso de la Vega, quien atribuye su autoría al doctor Don Antonio Valeriano de Azcapotzalco.
En ese libro se cuenta la historia que se ha vuelto un pilar de la fe católica, la aparición de la Virgen de Guadalupe al ahora San Juan Diego, en el cerro del Tepeyac.
De acuerdo con la tradición, las apariciones empezaron desde el 9 de diciembre, pero fue un 12 de diciembre del año 1531 cuando la Virgen se le apareció a Juan Diego y le pidió que buscara al obispo para darle su mensaje divino, que era una petición para que se le construyera un templo en ese lugar.
Fray Juan de Zumárraga, el entonces obispo, no creyó en el relato de Juan Diego, quien continuó, según se dice, presenciando apariciones.
Según la tradición, la Virgen le pidió al "más pequeño de sus hijos" que cortara unas rosas y se las llevara al obispo. Juan Diego obedeció y cuando llegó con el fray estiró su ayate para mostrar las rosas y sobre este apareció una imagen de María, que es la que actualmente conocemos, con base a la fe católica.
Esta historia ha sido criticada por distintas corrientes que se apoyan en hechos históricos, como lo es el que en las cartas de Juan de Zumárraga no apareciera registro del milagro, así como el libro del catecismo de ese entonces que no habla de las apariciones.
Pese a lo anterior, los católicos tienen gran devoción y fe en que fue realmente la madre de su redentor quien se mostró ante Juan Diego y posteriormente ante el obispo, guardando el día de su aparición como un día santo en el que se realizan rosarios, peregrinaciones y las populares reliquias, por parte de los feligreses, así como eucaristías especiales por parte de la Iglesia.
Cabe señalar que la Virgen es conocida actualmente como Guadalupe, además de como María, esto, de acuerdo a algunos guadalupanos, puede deberse a la deformación de alguna palabra en náhuatl con la que Juan Diego nombró la aparición de María y que podría ser "coatlallope", "tequatlasupe" o "cuahtlapcupeuh".
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