Obras de arte que tienes que ver antes de morir

Obras de arte que tienes que ver antes de morir

AGENCIAS / EL TIEMPO

Viajar significa muchas cosas: salir de nuestra zona de confort, enfrentarnos a otras costumbres y culturas, descubrir cosas inesperadas acerca de otros países, experimentar con platillos y bebidas de los que sabemos mucho pero que no hemos probado, y mucho, mucho más.

10. Las dos Fridas, de Frida Kahlo
Visitar la Ciudad de México sin conocer por lo menos una de las obras de Frida Kahlo, es imperdonable. Aún cuando hay grandes artistas mexicanos, Frida es la más conocida internacionalmente, incluso más que su marido, el muralista Diego Rivera.
Frida es parte de la esencia de México, e independientemente del valor de su arte, conocer alguna de sus obras tiene que formar parte del itinerario en la ciudad.
Aunque mucha de su obra está permanentemente expuesta en la CDMX, Las Dos Fridas, una de las más conocidas, tiene un lugar especial por su gran formato. La realizó en 1939, después de que la artista había estado viviendo durante más de seis meses entre Nueva York y París, debido a distintas exposiciones individuales.
A su regreso a México, se dio la ruptura de su matrimonio con Diego Rivera; el divorcio se formalizó a fines de 1939 (aunque volverían a casarse un año después), lo que sumado al aumento de sus dolores físicos debido a un grave accidente en su juventud, fueron el motivo para pintar este cuadro.
En esta obra Frida se representa en su vestimenta de tehuana y con un antiguo vestido victoriano de encaje blanco. Una arteria conecta a las dos Fridas desde sus manos, pasando por sus corazones. La arteria de la Frida de la derecha termina en un pequeño retrato de Diego Rivera, mientras que la arteria de la Frida de la izquierda está cortada intencionalmente con unas tijeras quirúrgicas por la misma Frida, manchando su vestido.
Dónde puedes verla: Museo de Arte Moderno
Av. Paseo de la Reforma s/n, Bosque de Chapultepec I Secc.


9. Los Nenúfares de Claude Monet
Esta impresionante obra fue ofrecida al gobierno francés por Claude Monet al día siguiente del Armisticio que dio por terminada la Primera Guerra Mundial en 1918, como símbolo de paz. Los paneles fueron colocados, de acuerdo con el plan del artista, en el Museo de L'Orangerie, en París, en 1927, unos meses después de su muerte.
Este trabajo, único en su clase, fue llamado por el artista francés André Masson, "la Sixtina del Impresionismo", en 1952. Fue diseñado como un verdadero medio ambiente en sí mismo y es la joya de la corona del ciclo de cuadros de nenúfares que Monet creó a lo largo de 30 años.
El set es uno de los más grandes logros artísticos del arte del S. XX. Mide casi 100 metros de largo y representa un paisaje salpicado de lirios acuáticos, ramas de sauce, reflejos de árboles y nubes sobre el agua, "dando la ilusión de un todo, de una ola sin horizonte y sin orilla", en las palabras de su autor. Esta obra no tiene equivalente en el mundo.
Dónde puedes verla: Musée de L'Orangerie/ Museo de L'Orangerie
Jardin Tuileries, París.


8. Guernica, de Pablo Picasso
Además de ser una ciudad muy manejable, divertida y en la que se come maravillosamente bien, Madrid es una de las grandes capitales del arte. Con museos como el Del Prado, el Thyssen Bornemisza y el Reina Sofía, hay muchísimo qué ver y explorar en este sentido.
El Guernica, cuadro de gran formato del artista malagueño Pablo Picasso, data de 1937, y retrata el sufrimiento del bombardeo aéreo del pueblo en honor del cual fue bautizado, en el País Vasco, durante la Guerra Civil Española. La obra, en el inconfundible estilo del pintor, se hizo célebre gracias a su crudo retrato de los horrores de la guerra.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el Guernica fue trasladado al Museo de Arte Moderno de Nueva York para resguardarlo. Picasso solicitó que permaneciera ahí hasta que la democracia fuera reinstaurada en España. Fue así que el cuadro viajó a Madrid hasta 1981, seis años después de la muerte del dictador Francisco Franco.
Dónde puedes verla: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Calle de Santa Isabel, 52. Madrid, España


7. La Noche Estrellada, de Vincent Van Gogh
Esta obra fue pintada por Van Gogh, en su característico estilo de gruesas pinceladas saturadas de color, en 1889. Se trata de la vista desde su ventana, justo antes del amanecer, en el asilo de Saint Paul de Mausole, en Saint Rémy, Francia, donde estuvo recluido durante un año debido a sus problemas mentales.
El artista añadió en esta pieza al idílico pueblito, que no se veía así desde su ventana, y repetiría esta vista (sin el pueblo ficticio), de día, de noche y aún con lluvia, en numerosas ocasiones, en otros cuadros.
Es uno de los ejemplos más destacados del trabajo del artista holandés. Sus colores brillantes y saturados, y la emoción que transmiten lo convierten en una de las obras favoritas de muchos. Forma parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York desde 1941, cuando fue adquirida de una colección privada.
Dónde puedes verla: The Museum of Modern Art/ Museo de Arte Moderno de Nueva York
11 W 53rd St, Nueva York.


6. Las Meninas de Diego Velázquez
Creada en 1656, es otra de las grandes obras maestras de la humanidad que están en Madrid. Ubicada en el extenso Museo Nacional del Prado, no solo es la obra más importante del artista barroco nacido en Sevilla, Diego Velázquez, sino también una de las más grandes.
Su complejidad ha fascinado a conocedores del arte y al público en general por siglos. El cuadro es un retrato, pero no solamente eso, pues el artista, además de incluir a miembros de la familia real española en la composición, se pintó a sí mismo trabajando.
El cuadro fue comisionado por el rey Felipe IV de España, quien rigió el país de 1621 a 1665. La obra permaneció en el Palacio Real hasta 1819, cuando fue trasladada su sede actual.
Dónde puedes verla: Museo Nacional del Prado
Calle de Ruiz de Alarcón, 23, Madrid, España.


5. El Nacimiento de Venus de Sandro Botticelli
Esta Venus data de aproximadamente 1485. Se considera, junto con El Beso, de Gustav Klimt, una de las obras maestras más sensuales que existen.
Se cree que El nacimiento de Venus fue comisionada por un miembro de la adinerada familia de los grandes mecenas, los Medici, quienes rigieron en Florencia y sus alrededores durante siglos. La obra conjuga un renovado interés en el estilo artístico de los griegos clásicos, combinado con el del Renacimiento temprano.
Se trata de un parteaguas en dos sentidos: primero, fue pintada sobre un lienzo y no en madera, como se acostumbraba hasta ese momento y, segundo, los desnudos eran poco usuales en esa época, así que resultaba muy atrevido que Venus estuviera apenas cubierta por su pelo y sus manos.
Dónde puedes verla: Gallerie degli Uffizzi/ Galería Uffizzi
Piazzale degli Uffizi. Florencia, Italia


4. Venus de Milo
Esta elegante diosa ha fascinado a quien la mira desde que fue descubierta en la isla de Melos (Milos, actualmente), en 1820. El Marquis de Rivière la regaló a Luis XVIII, quien después la donó al Louvre. A partir de entonces, la Venus de Milo se hizo muy célebre y su fama perdura hasta hoy.
Fue tallada, esencialmente, de dos bloques de mármol y está compuesta de distintas partes que fueron esculpidas por separado —el busto, las piernas, el brazo y el pie izquierdos— unidos por clavijas verticales. La diosa misteriosa originalmente tenía joyería de metal, de la cual solo quedan los orificios en el mármol en los que se fijaron estas piezas.
Los brazos nunca se encontraron y estas y otras piezas faltantes han envuelto en el misterio a esta diosa, pues no existen claves que ayuden a identificarla ¿quién era? Si sostenía un arco, era Artemisa, pero si se trataba de un ánfora, entonces era una danaide.
Y sin los brazos, su actitud corporal es incomprensible ¿qué estaba haciendo? ¿sosteniendo algo entre las manos? Su desnudez y sensualidad sugieren que se trata de la diosa Afrodita.
El estilo en el que fue esculpida también hace difícil ubicarla en el tiempo, se calcula que data de los siglos III a I a.C.
Dónde puedes verla: Musée du Louvre/Museo del Louvre
Rue de Rivoli. París, Francia


3. David de Miguel Ángel
La postura desafiante del David ha cautivado al mundo entero desde su creación. Considerado una de las más grandes obras de arte de la historia, la enorme escultura de mármol refleja la maestría del artista, Miguel Ángel, y la importancia que se le daba al arte en el Renacimiento.
Miguel Ángel Buonarroti usó un solo bloque de mármol para esculpirlo, y lo realizó entre 1501 y 1504.
El escultor ya era un artista prominente en Florencia, cuando se le hizo el encargo de realizar una de las esculturas que adornarían el techo de la Cattedrale di Santa Maria del Fiore.
Sin embargo, una vez que la figura de seis toneladas estuvo terminada, quedó claro que no habría manera de subirla hasta el techo de la catedral, así que se decidió que se colocaría en el Palazzo de la Signoria, donde permaneció, como símbolo de fuerza y desafío, desde 1504 hasta 1873, cuando fue llevado a su sitio actual, en la Galleria dell'Accademia.
A diferencia de la mayoría de las obras clásicas que interpretan a David como a un adolescente, después de vencer a Goliath, Miguel Ángel prefirió mostrarlo como un hombre joven que se dispone a la batalla; quizá por eso, la ciudad-estado de Florencia lo eligió como uno de sus símbolos más célebres.
Dónde puedes verlo: Galleria dell'Accademia/ Galería de la Academia de Florencia
Via Ricasoli, 60. Florencia, Italia.


2. La Creación de Adán de Miguel Ángel
La obra más famosa de Miguel Ángel cubre una gran parte del techo de la Capilla Sixtina, en Roma. En una sección de esta enorme escena, Dios casi toca con el dedo a Adán para darle la vida; esta es una de las imágenes artísticas más reproducidas en el mundo.
Las poderosas y musculosas figuras del artista distinguen su trabajo, dándole un sello único y característico, aun en una época en que prácticamente todas las manifestaciones de arte eran figurativas. Mientras más se pareciera la obra a su sujeto, más valor se le otorgaba.
El techo de la Capilla Sixtina había sufrido extensos daños por la exposición al humo de las velas, contaminación, etcétera, y fue sujeto a una larga y cuidadosa restauración. Una vez que se concluyó, en 1989, aun quien la hubiera visto anteriormente se maravilló con el colorido y la maestría de Miguel Ángel para representar la figura humana.
Dónde puedes verla: Cappella Sistina/Capilla Sixtina
Museos del Vaticano, Ciudad del Vaticano
Roma, Italia.


1. La Mona Lisa de Leonardo da Vinci
No es ninguna sorpresa que la pintura más famosa del mundo es la de esta mujer de sonrisa enigmática, pero esa es una de las pocas certezas sobre esta obra de arte.
Se cree que se trata de un retrato de Lisa Gherardini, la esposa del mercader florentino Francesco del Giocondo, pero los expertos no tienen la absoluta certeza. Representa una innovación en el arte ya que, hasta ese momento —fue pintada entre 1503 y 1519— los retratos de medio cuerpo no eran comunes, de acuerdo con el Louvre, a donde llegó en 1804 y del que es la estrella.
Se dice que antes del S.XX, la Mona Lisa era poco conocida fuera los círculos artísticos, pero en 1911, un exempleado del Louvre la robó y la escondió por dos años. El hurto la hizo ganarse un lugar en la cultura popular y ha hecho que millones de personas se familiaricen con el arte del Renacimiento.
Dónde puedes verla: Musée du Louvre/Museo del Louvre
Rue de Rivoli. París, Francia.

 

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