El reporte sostiene que 63% de los niños y niñas mexicanas de uno a 14 años de edad han experimentado algún tipo de "disciplina violenta" en el último mes.
En México, en donde seis de cada 10 niños ha experimentado algún tipo de violencia durante el último mes, abundan las leyes y los planes nacionales de protección a la infancia, pero carecen de implementación, el debido financiamiento y de la vigilancia requerida para su cumplimiento.
Esa es la radiografía que se hace de México en el informe sobre la situación mundial de la prevención de la violencia contra los niños 2020, el cual examina el progreso de los países en la ejecución de las tareas establecidas para alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible dirigidas a poner fin a la violencia contra los niños.
El informe es publicado este jueves por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Oficina del Representante Especial del secretario General de la ONU sobre la Violencia contra los Niños.
El reporte sostiene que 63% de los niños y niñas mexicanas de uno a 14 años de edad han experimentado algún tipo de "disciplina violenta" en el último mes.
Indica que la tasa de homicidios en México en el grupo de 0 a 17 años es de 4.3 por cada 100 mil habitantes, 6.3 entre los hombres y 2.2 en mujeres; muy por encima de la media mundial, 1.7% por 100 mil habitantes, 2.4 en varones y 1.1 en las mujeres.
Asimismo, estima que mil 105 niños fueron víctimas de homicidio en México en 2016, alrededor de cuatro veces más que en Honduras y El Salvador, respectivamente.
"La pandemia del Covid-19 y las medidas que las sociedades han tomado frente a ella han influido enormemente en la prevalencia de actos de violencia contra los niños y lo más probable es que tengan consecuencias adversas de larga duración", alerta. El informe examina si el Estado mexicano ha cumplido las siete estrategias de INSPIRE, un acrónimo inglés en el que cada letra representa un compromiso: implementación de las leyes, normas y valores, seguridad en el entorno, padres recibiendo apoyo, ingreso y fortalecimiento económico, respuesta de los servicios de atención, y educación y aptitudes para la vida.
El resultado de la evaluación técnica de esta iniciativa lanzado en 2016 es que las políticas y programas nacionales para prevenir y contrarrestar la violencia contra niños en México tienen "muy poco alcance". Igualmente es deficiente la implementación y vigilancia del cumplimiento del marco normativo.
Baja probabilidad de pena para el infractor. La ficha sobre México sostiene que "es baja" la probabilidad de que se penalice al infractor ante la prohibición del castigo corporal, la violación, la violencia sexual sin contacto y la violencia sexual con contacto pero sin violación.
También es "mínima" la aplicación de la regulación relativa a la presencia de armas en las escuelas y el acceso de la población civil a armas de fuego.
"Es preciso incrementar el apoyo prestado a la aplicación de las estrategias INSPIRE en los países de ingresos bajos y de ingresos medios", destaca el documento.
Al margen de la evaluación sobre el cumplimiento de INSPIRE, el reporte examina los planes de acción nacional para combatir el maltrato infantil, la violencia juvenil, la violencia sexual, la violencia en el entorno escolar y la violencia de género.
En cada uno de estos ámbitos el país cuenta como mínimo con un plan de acción nacional para la prevención de estos abusos. Pero esta calificación "promisoria" contrasta con el resultado de que ninguno de estos planes cuenta con toda la financiación necesaria.
"Los gobiernos deberán emprender análisis, de ser necesario, para determinar por qué los planes de acción existentes no reciben suficiente financiación y tratar de subsanar estos problemas", recomienda.
El estudio estima que a nivel mundial uno de cada dos niños es víctima de algún tipo de violencia, y cerca de 300 millones de infantes de dos a cuatro años sufren castigos violentos a manos de quienes se supone deben cuidar de ellos.
En al ámbito estudiantil, uno de tres alumnos de 11 a 15 años ha sido víctima de intimidación en el último mes, y unas 120 millones de niñas a nivel planetario han padecido algún contacto sexual contra su voluntad antes de cumplir los 20 años.
La violencia emocional afecta a uno de cada tres niños, y uno de cada cuatro menores vive con una madre cuya pareja la trata con violencia. "La violencia condiciona las vidas de hasta 1000 millones de niños y tiene consecuencias emocionales, sociales y económicas prolongadas e importantes", apunta.
