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Llantos de niño, gritos y lamentaciones de terror 

Llantos de niño, gritos y lamentaciones de terror 
Francisco García / El Tiempo de Monclova
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Jóvenes y adultos se reúnen hasta las 2:00 de la mañana lo que provoca miedo a las familias

 

ESCOBEDO, COAH.- Llantos, gritos y lamentaciones por las noches como de terror no dejan dormir a familias de este pequeño municipio.
Al menos dos veces por semana, un grupo de hasta 10 personas de jóvenes y adultos se reúnen entre las 9:00 de la noche y duran hasta las 2:00 de la mañana en varios domicilios para gritar y llorar, se quejaron personas que prefirieron omitir sus nombres.
En una casa en semi-construcción edificada al final de la calle  Cuauhtémoc, en medio de un lote de al menos 70 por 70 metros, cercado con malla ciclónica, donde prácticamente no hay hogares, sólo monte, se reúne el grupo de personas  
Se oyen gritos, lamentaciones y llantos de una mujer, en ocasiones hasta de un niño como si le estuvieran pegando, comentaron dos personas.
En ese sector, a unos 400 metros de distancia de la finca se encuentra el Templo Bethel, donde se cree pertenece el grupo de personas que rezan hasta altas horas de la noche.                      
“Si es un grupo que está rezando para que se vaya la pandemia, creo que no son horas para hacerlo, para eso está la mañana y la tarde, pero no en la noche porque se oye en todo nuestro sector de Escobedo”, dijo la fuente.
En un audio enviado a este medio, se escucha muy lejanamente  las lamentaciones de una mujer, se percibe que grita: “ay, ay, ay”, y fue grabado al menos a unos 200 metros de distancia.
“Si es un grupo de personas católicas o de otra religión que están rezando, que lo hagan más temprano, aclarando que no estoy en contra de ninguna religión, pero que dejen dormir, sus gritos son como de una película de terror y hasta miedo da”, señaló.
Las quejosas, creen que los gritos de “terror”, lamentaciones y llantos son de un grupo de personas de la Iglesia Templo Bethel que se reúnen a orar en varios hogares porque la iglesia se cerró por la pandemia y por la muerte por Covid del pastor Oscar.
“Hace tres semanas depositaron las cenizas de una persona que falleció en Acuña en el interior de la casa en calle Cuauhtémoc, donde gritan y lloran por las noches, y la verdad da miedo”, dijeron las personas.

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