El interesante papel que estas mujeres prestaban en la sociedad en formación del siglo XIX en Monclova trajo muchos beneficios, tales como difundir tradiciones, costumbres, fortalecer lazos de compadrazgo y amistadDOLORES GUERRERO/REPORTERA
En el Monclova del siglo pasado, las Matronas fueron las mujeres que llevaron a nuestra sociedad a conservar valores, crear nuevos compadrazgos, generar y difundir la gastronomía local y eran celosas protectoras de los valores morales, religiosos, las buenas costumbres y eran las fiestas que se celebraban por temporadas la ocasión perfecta para sus actividades, reveló el historiador Juan Blackaller Granados.
Iniciaban en octubre con los Rosarios de la Virgen de Guadalupe, seguían con las posadas navideñas, el acostar al Niñito Dios, los Reyes Magos y posteriormente el levantamiento del Niñito Dios en el Día de la Candelaria en el mes de Febrero.
Para ese entonces, ellas ya había generado nuevos compadrazgos entre el propietario del Niño Dios y el que iba a ser su padrino, generando así un fortalecimiento de nuestra sociedad en los lazos de amistad y unión.
Como en la época no había sistemas de enfriamiento adecuados, si alguna persona mataba un animal, tomaba la carne que necesitaría para el consumo familiar, preparaba guisos con otra parte y el resto lo repartía a sus vecinos en pequeñas vasijas.
Estas vasijas regresaban transformadas en nuevos alimentos, en alimentos que otras personas traían desde otras ciudades de donde provenían y es así como fue surgiendo la costumbre de llevar el “taquito” al vecino, a la comadre, al familiar y de usar los condimentos y productos locales naciendo la cocina del noreste.
Las matronas eran enérgicas, normalmente madres de familia de cierta edad, que auxiliaban a sus vecinos con su experiencia, con sus conocimientos y los organizaban para velar y rezar a sus muertos, auxiliar en las enfermedades, apoyar al prójimo con su devoción por la disciplina mostraban una gran vocación de ayuda a sus semejantes.
En Semana Santa se asociaban para hornear el pan, preparar los alimentos característicos de la temporada, ya que solo de esta manera podían disponer de tiempo para participar en las ceremonias religiosas de la Semana mayor ya que las mujeres de la época pasaban gran parte del tiempo en la cocina.
Las Matronas dirigían procesiones, entonaban cánticos, rezaban el rosario, eran las encargadas de realizar las festividades en familia, en los barrios además de las iglesias, gracias a ellas los vecinos profesaban amistadas o compadrazgos que les mantenían unidos.
La población monclovense se componía de gente sencilla en su mayoría campesinos y artesanos con sólidos valores morales, hacían tratos y contraían deudas de palabra y se respetaban en exceso los compromisos, claro siempre había una excepción en la regla.
Eran personas respetuosas con los mayores, se levantaban al cantar el Himno Nacional, se descubrían la cabeza, había 4 abogados, 5 médicos, 2 periodistas, 1 escribano público.
A los tiempos referidos, son la última década del Siglo XIX y los primeros del XX, la ciudad de Monclova era una pequeña población, el área más densamente poblada se encontraba sobre la calle Juárez conocida anteriormente como Calle de Santiago.
La Ildefonso Fuentes era conocida como el camino a Nadadores, nuestra ciudad creció de la plaza hacia el este, hacia el río, rumbo al agua posteriormente al oeste en lo que hoy son las calles Cuauhtémoc, Rafael de la Fuente y Miguel Blanco.
Esta ciudad era progresista, contaba con alumbrado público, estación de ferrocarril, servicio de tranvía que unía a los extremos lejanos de la población, tenía telégrafo, correo y contaba con servicio de teléfono.
El sistema de Gobierno era similar al actual, un Presidente municipal, 6 regidores; había 3 templos católicos que eran la Iglesia de San Francisco de Asís, la Ermita y la Parroquia de Santiago Apóstol, había un templo protestante, una logia masónica, 8 tiendas, dos cantinas, dos boticas, una talabartería, 2 panaderías, 4 molinos, dos imprentas, 6 herrerías, 3 fábricas de velas, 2 fábricas de jabón, una fábrica de fideo, una de hilados y tejidos, más tarde este grupo sería el barrio de la fábrica.
Todas estas generaciones de monclovenses han sido como somos nosotros, hombres y mujeres con virtudes y defectos, pero gracias a ellos a su tesón y a su constancia. Nos heredaron el amor por nuestra tierra, el respeto a las tradiciones y el orgullo por nuestra historia, resaltó el cronista Juan Blackaller Granados.
