Irán celebró este viernes la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias, que fue aplazada cinco meses debido a la pandemia del nuevo coronavirus, causa de 22,913 muertes y casi 400,000 contagios en el país.
Los comicios para elegir a los diez diputados restantes del Parlamento se están llevando a cabo siguiendo los protocolos sanitarios, que obligan al uso de mascarillas en el interior de los centros de votación y a respetar las distancias, entre otros.
Un total de 3,100 mesas de votación se han instalado en diez circunscripciones electorales de las provincias de Isfahán, Ilam, Alborz, Zanyán, Juzestán, Kurdistán, Kermanshah y Golestán.
Los candidatos de estas circunscripciones no lograron el porcentaje mínimo requerido de votos para ganar en la primera ronda, que se celebró el pasado 21 de febrero y dio una mayoría aplastante al bloque conservador.
Tres de los diputados electos en la primera vuelta fallecieron debido a la COVID-19 y otros dos han visto sus credenciales rechazadas, lo que también ha ocurrido con uno de los candidatos de la segunda vuelta
Todos esos escaños de dirimirán en unos comicios que tendrán lugar en paralelo con las elecciones presidenciales, en junio de 2021.
La segunda vuelta de las parlamentarias se retrasó de abril a septiembre debido a la propagación de la COVID-19, que también ha influido en la campaña electoral, que se llevó a cabo este mes únicamente en redes sociales
Aunque la tendencia ha sido descendente en el último mes, los datos de contagios y decesos siguen siendo elevados en Irán. Desde ayer se detectaron 2.313 nuevos casos y 115 fallecimientos, según las cifras de hoy del Ministerio de Salud.
Los comicios de esta jornada no van a tener gran influencia en el actual Parlamento iraní ya que la gran mayoría de los asientos fueron ganados en primera ronda por la conservadora Coalición de la Unidad.
Esta coalición estaba encabezada por el exalcalde de Teherán y antiguo comandante de la Guardia Revolucionaria Mohamad Baqer Qalibaf, quien ocupa ahora la presidencia de la Cámara.
Los conservadores o principalistas arrebataron así el control del Parlamento a los reformistas en las elecciones del pasado febrero, en las que la participación fue del 42 %, la más baja de la historia de la República Islámica.
