Los rebeldes hutíes del Yemen han amenazado con cerrar el Aeropuerto de Saná a los vuelos de la ONU "en los próximos días" debido a la escasez de combustible que sufre la terminal, bajo el control del movimiento chií y que actualmente sólo recibe envíos humanitarios.
"Nos estamos quedando sin combustible y podríamos cerrar el aeropuerto en los próximos días (...) Llevamos tres meses sin recibir abastecimiento de gasolina y nuestros depósitos se están quedando vacíos", afirmó a Efe el director el aeródromo, Jaled al Shahief, nombrado por los hutíes.
"Solamente Naciones Unidas está usando el aeropuerto y si no es capaz de romper el bloqueo, ¿quién más va a poder?", explicó Al Shahief.
El ministro de Transporte hutí, Zakaria al Shami, había advertido el domingo en declaraciones al canal de televisión Al Masira, controlado por los rebeldes, que el aeropuerto de la capital "se está quedando sin derivados" del petróleo, por lo que "así no podrá seguir operando".
La coalición militar árabe liderada por Arabia Saudí que interviene en el Yemen en favor del Gobierno reconocido internacionalmente controla el espacio aéreo del país y desde 2016 ha impuesto un bloqueo por el que solo deja acceder al aeropuerto de Saná a los aviones de la ONU y otras organizaciones humanitarias.
Desde le pasado junio, varias de la zonas controladas por los rebeldes en el norte y oeste del país sufren una escasez de combustible.
Los rebeldes aseguran que en el mar Rojo hay hasta 21 embarcaciones con derivados del petróleo retenidas en aguas internacionales desde hace meses, esperando la aprobación del Gobierno de Abdo Rabu Mansur Hadi y de la coalición árabe para acceder al puerto de Al Hudeida.
El país, golpeado de tanto en tanto por crisis de combustible de diversa intensidad a causa del conflicto, importa el 70 % de su comida y gasolina a través de Al Hudeida, todavía controlada por los hutíes por disputas sobre la implementación del acuerdo alcanzado en 2018 para su retirada de la ciudad portuaria.
El Ejecutivo de Hadi suspendió las autorizaciones para la importación de combustible hace tres meses tras acusar a sus rivales de retirar 75.000 millones de dólares provenientes de aranceles y otras tasas a la importación de petróleo para financiar su campaña militar.
Conforme al acuerdo de Estocolmo, alcanzado por el Ejecutivo y los rebeldes en diciembre de 2019, lo recaudado tenía que ir a parar a una cuenta especial del Banco Central yemení para pagar los salarios de los funcionarios estatales en las zonas del país que escapan al control gubernamental.
