Los avances tecnológicos que actualmente disfrutamos, no sólo han servido para estar mejor informados y para facilitarnos la vida, también sirven para que aumenten algunas actividades irregulares y hasta ilícitas, como es el caso de la comercialización de bebidas embriagantes.
Derivado del ordenamiento que por decreto se dio a raíz de la pandemia por el COVID-19, el Gobierno del estado determinó la suspensión de fiestas de todo tipo y que las reuniones sociales se deben llevar a cabo solamente con la asistencia de un máximo de 15 personas, so pena de aplicar sanciones de diferente índole.
Lo anterior trajo consigo el restringir los horarios de venta de bebidas con contenido alcohólico de 10:00 a 23:00 horas; sin embargo, en la Región Centro del estado de Coahuila, sus habitantes y especial aquellos que son devotos del Dios Baco han sabido ingeniárselas para que en sus “reuniones hogareñas” no falte la cerveza o alguna otra bebida de mayor graduación.
La venta clandestina de bebidas embriagantes ha existido desde siempre, en municipios como Monclova, Frontera y Castaños, se hacía en domicilios particulares, algunas bodegas o casas en renta ubicadas en colonias populares y que ya eran identificadas por algunos sectores de la población, quienes podían acudir a “surtir” cuando ya se había suspendido la venta en el comercio formal.
Prevalecen en algunas colonias populares esos comercios, pero es un secreto a voces y los pedidos se hacen vía telefónica o cuando alguno de los contertulios conoce el sitio donde se vende fuera de horario esos productos, acude al lugar a hacer su compra.
Ahora, esas “tienditas” o “ventanitas” como se les denominaba, poco a poco van siendo remplazadas por la tecnología. Los vendedores clandestinos de bebidas embriagantes desarrollan su actividad por medio de las llamadas redes sociales y portales de internet.
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