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Ángel F. Chávez Félix / El Tiempo de MonclovaMarihuana
Hace casi dos décadas, se inició el debate sobre la legalización de la marihuana en el mundo. En 2001, Canadá permitió su consumo con fines médicos y en 2013, Uruguay se convirtió en el primer Estado que legalizó el cultivo, comercialización y uso recreativo y medicinal.
Actualmente, los países que ya cuentan con leyes que regulan la producción y el consumo del cannabis con fines medicinales son Alemania, Argentina, Australia, Colombia, Chile, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Israel, Italia, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Países Bajos, República Checa, Tailandia y Sudáfrica.
Esta semana pasada, tras más de un siglo de prohibición y ante un mandato extendido de la SCJN, México tuvo una cita con su historia y pudo sumarse a quienes optan por la descriminalización como estrategia; sin embargo, en voz de distintos activistas, nuestra República se quedó corta.
Con 82 votos a favor, 18 en contra y 7 abstenciones, el Senado avaló crear la Ley Federal para la Regulación del Cannabis, el Instituto Mexicano de Regulación y Control de Cannabis, así como distintas reformas a la Ley General de Salud y del Código Penal.
En general, lo que se permite es portar para consumo individual hasta 28 gramos de marihuana, además de que podrán cultivarse hasta ocho plantas por domicilio, se autorizan alimentos y derivados con cannabis no psicoactivo, se otorgarán licencias para siembra, cultivo y cosecha, y se garantiza el consumo privado, siempre y cuando no haya menores de edad presentes.
No obstante, organizaciones como México Unido Contra la Delincuencia han acusado tremendas contradicciones en lo acordado, llamando incluso a nuevos dictámenes.
Esto se debe a que en esencia, se propone una regulación, pero no una despenalización como la SCJN había dado a entender, ya que se mantiene el delito de posesión simple en el Código Penal Federal, únicamente modificando la cantidad permitida, que antes era de 5 gramos.
El problema que acusan las áreas de la sociedad no convencidas con la decisión del Senado es que México es un país con un sistema de justicia endeble en su parte más básica y de primer contacto con los ciudadanos, como son las policías, por lo cual temen que se incrementen las extorsiones y falsos delitos.
Reconociendo este punto sensible, resulta necesario para los defensores del cannabis modificar el régimen penal y cambiar los parámetros para que no se persiga el transporte de pequeñas cantidades, especialmente con fines terapéuticos.
Lo anterior, solo se lograría eliminando el delito de posesión simple y normando las cadenas de producción desde su origen; sin embargo, es un punto que causa un entendible escozor en la sociedad.
Lo cierto es que lo avalado por el Senado aún tiene que pasar trámites en San Lázaro, por lo que si bien podría darse el esperado giro hacia una despenalización más allá de solo regulación, también los diputados podrían establecer las bases legales que permitan que tal escenario no migre hacia niveles más elevados de inseguridad.
¿México está preparado para este cambio? Sí y lo necesita, pero todo dentro de un marco legal que involucre a todos los aspectos de la justicia, especialmente en lo social. ¿O usted qué opina?
Macroeditor Web
@afchavezfelix
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