Tendencia a la baja
El día de ayer en su informe semanal del pulso de la salud, López-Gatell aprovechó para mostrar que la tendencia de Coahuila con respecto a las infecciones de Covid-19 están a la baja.
Aprovechó además para indicar que el sistema de salud dentro de sus unidades, nunca superó la capacidad de atención y que se logró reducir la movilidad durante la pandemia.
Lo anterior haciendo alusión a que el modo de contener la pandemia fue el correcto y vamos por buen camino.
¿Será?
Difícil es tener certeza de los números que nos presenta la Secretaría de Salud semana con semana. Sin embargo, no tenemos de otra más que creerles porque es el único indicador con el que contamos.
La ciudadanía está cada vez menos al pendiente del día a día de casos nuevos de coronavirus; pocas personas siguen atentas a cómo va su ciudad en el semáforo epidemiológico.
Y esto se antoja normal porque un día nos dice el gobernador que estamos en semáforo verde, pero al siguiente que siempre no… que volvimos a naranja.
Con este tipo de incongruencias lo único que le queda a la población es protegerse y seguir sus actividades porque la vida no se detiene y el cinturón cada vez está más apretado.
Incongruencias tales como la apertura de bares (pero que vendan comida, si no, no), de salones de fiesta y de gimnasios, pero no de las escuelas.
Considerando el acceso a estadios (aunque al 30%) y la apertura de iglesias, pero no las clases presenciales híbridas con las digitales.
Buen acierto ha sido la reapertura de las guarderías, ya que la mayoría de la gente ha regresado a sus trabajos y no todos tienen la posibilidad de encargar a los pequeños de la familia con algún familiar o una empleada doméstica.
Estamos en un punto en el que los jefes de familia están más preocupados por salir a buscar el sustento, que por terminar contagiados y esa es la realidad.
Volver a la normalidad definitivamente aún se vislumbra lejos, más bien hemos de aprender a vivir dentro de esta pandemia sin bajar la guardia en cuanto a protocolos de seguridad se refiere.
Los niños, en automático, ponen sus manos en el despachador de gel antibacterial porque ya es algo normal; los diseños de cubrebocas cada vez son más ingeniosos y hasta es divertido para ellos el portarlos.
Si ellos están tomando sus medidas de precaución basadas en la costumbre y el ejemplo que se les da, ¿por qué no podemos nosotros como adultos tener un poco más de conciencia sobre el tema?
Sigamos adelante con nuestras vidas, con nuestras actividades, con lo que nos apasiona hacer.
Detengamos esta crisis económica causa de la inactividad comercial a la que nos vimos sometidos durante ya tantos meses.
Pongamos nuestro granito de arena para que los engranes vuelvan a girar y hagan funcionar tan tremenda maquinaria.
Pero hagámoslo conscientes y responsables. Aún falta camino por recorrer, aunque Gatell nos diga que estamos a la baja.
¡Ánimo!
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