Por: Luis Rodríguez
El día de ayer amanecimos con la noticia de que la fase tres de la pandemia comenzó. Lo cual implica, además de las medidas ya implementadas, una menor tolerancia por parte de las autoridades hacia los ciudadanos que hacen caso omiso a las indicaciones y recomendaciones que el gobierno instruye para evitar extender esta nueva etapa epidemiológica.
Importante es decir que, lejos de si se está de acuerdo o no, la realidad es una: y es que Monclova tiene el mayor caso de números de COVID-19 en el Estado.
Así pues, está de más hacer hincapié en que exponerse uno mismo es exponer a los seres queridos y a nuestros círculos cercanos.
Los sacrificios son muchos: la pausa en la economía es grave, el sistema de educación se ha tornado deficiente, el trabajo desde casa que muchos pedían a gritos desde hace años ahora no parece tan atractivo.
Y hablando del sistema de educación que alargó la ausencia en aulas hasta el 1 de Junio (por lo pronto), está dejando mucho qué desear.
El sistema de clases por internet sólo beneficia a “algunos”...
Las actividades desde casa simplemente no funcionan porque no es lo mismo el poco tiempo que los padres pueden dedicar a esta actividad con los hijos, que el tiempo que pasan en el colegio aprendiendo, al mismo tiempo de convivir y divertirse.
Lo anterior sin decir que la población que no cuenta con internet, difícilmente podrá cumplir con las exigencias de la institución educativa.
Aún con todo, por sentado está que el alumnado al final del ciclo escolar, habrá pasado sus materias como si nada hubiera sucedido. Y discúlpeme estimado lector, pero eso no es educación de calidad.
Simplemente no estamos preparados para una situación como la que se nos presentó y que de un día para otro nos dejó como la Ciudad más contagiada de Coahuila.
Al día de ayer: 146 casos positivos.
Las medidas que en lo individual tomemos sumarán a que podamos rehacer nuestras vidas de una manera “normal”, porque en definitiva nada volverá a ser lo mismo después de esta contingencia.
Aunque como buenos mexicanos, olvidamos todo al paso de unos meses (o semanas).
Depende entonces de nosotros mismos aminorar el tiempo que dure esta pandemia solidarizándose con las medidas de precaución que debemos tomar, las acciones a evitar; la educación y el compromiso civil, pues.
Al final, los que perdemos con esto somos todos.
Y DE PILÓN...
Aunado a todo esto, las malas noticias están a la orden del día:
La extensión prevista de la cuarentena hasta el 1 de Junio prolongará la falta de ingresos a miles de medianas empresas que viven del flujo de personas por las calles, negocios, escuelas y eventos.
Por tanto, la economía no se verá reactivada hasta dentro de más de un mes si bien nos va.
La depreciación de nuestra moneda frente al dólar ha llegado a máximos históricos.
La caída del precio del petróleo, que sin duda alguna impactará negativamente a la economía (de por sí ya golpeada) de nuestro país, se agrega a la lista de las preocupaciones de la nación.
Pero resulta que nuestro presidente sigue viendo el panorama optimista de la situación al decir que: “a pesar de los precios del petróleo, a pesar de la crisis económica, [y] de la depreciación de la moneda, tenemos recursos para entregarlos a los mexicanos…” y que “sin lujos y sin derroches vamos a salir adelante”.
Es decir, que a pesar de que nos llueva sobre lo mojado, siendo optimistas y viviendo a pan y agua no nos va a pasar nada: vamos a salir adelante con la frente en alto, ufanos y campantes. ¡Ahí está la fórmula! ¿Cómo no lo pensé antes?
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