Regreso virtual
La semana pasada comenzaron las clases virtuales para los colegios a nivel primaria; esta semana comenzaron en preescolar.
Los padres estuvimos vueltos locos consiguiendo equipos de cómputo adecuados para que los niños pudieran tener las mejores herramientas de aprovechamiento.
Incluso la demanda de contratación de servicios de internet incrementó considerablemente, tratando de cambiar a mejores anchos de banda.
Las clases, en la mayoría de los casos se imparten por la plataforma ‘Zoom’, una plataforma que, si bien ha reparado algunos de sus errores de seguridad, aún cuenta con muchas limitantes en su versión gratuita; la principal el límite de tiempo entre cada sesión.
Así, para los alumnos de 3° o 4° de primaria podría ser sencillo estar poniendo el ID y el password de la sesión, sin embargo, para un niño de preescolar o primeros años de educación primaria puede no serlo tanto.
Es entonces donde los padres, que por lo general están trabajando en esos mismos horarios, se enfrentan con el problema de cómo ayudarlos; en el caso de tener un hermano mayor en casa, la cosa se facilita, ¿pero cuando no?
Pues entonces se tienen que recurrir a herramientas adicionales, como por ejemplo Team Viewer, herramienta que nos facilita estar conectados con el equipo del infante para poder estar monitoreando su actividad escolar y auxiliarlo a la hora de cambiar de sala.
Aún con esto hay otras limitantes, como el problema que nunca queremos tener de la pérdida de nuestra conexión a internet. Con todas las herramientas que podamos contar, al final serán inútiles cuando se nos presenta este caso.
Los maestros, como los niños están ya más familiarizados con este tipo de comunicación y enseñanza/aprendizaje.
Debo decir que me he sorprendido de ver que la calidad de las clases, si bien no es exactamente la misma que presencialmente, se ha adaptado bien a esta pandemia.
Los niños, aún cuando no ven a sus compañeros físicamente, se alegran bastante de poder convivir con ellos, aunque sea de manera virtual, se notan participativos… vemos, que definitivamente les hacía falta interactuar con otras personas.
Los maestros, adecuando sus clases para que todo fluya de una manera más organizada que como cerramos el ciclo anterior, también hacen lo suyo aún a pesar de todas las problemáticas que eventualmente se pueden tener tanto de un extremo como del otro.
Habrá que esperar para ver la eficiencia de las escuelas públicas que impartirán clases por televisión abierta para medir el impacto que tendremos en nuestros niños a nivel nacional.
Entonces ¿están las clases virtuales a la altura del nivel educativo que se espera?
De momento sería algo apresurado remitir una sentencia, sin embargo, me parece que comenzamos bien y se aprendió de las deficiencias del sistema pasado.
Falta mucho por recorrer y pulir, sí, sin duda, pero por lo pronto es lo que hay y tenemos que aprovecharlo al máximo.
Como padres también buscar un espacio para reforzar ese conocimiento adquirido durante clases en línea con los muchachos y evitar en la medida de lo posible bajar la guardia.
Al final, cuando regresen a los salones de clase, las obligaciones y responsabilidades de cada alumno seguirán ahí, es por eso que no debemos fomentar en ningún momento el hacer la cosas al ahí se va, ‘que al cabo son clases virtuales’.
Y esa es la tarea permanente que nos debemos encargar nosotros mismos.
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