CIUDAD DE MÉXICO.- No es tan viable la propuesta del presidente Donald Trump de construir un muro en la frontera con México, pero mientras mantenga viva esa posibilidad en el discurso es una amenaza y ante ello el gobierno mexicano está aplicando la máxima de don Jesús Reyes Heroles, quien decía: “mantén distante la amenaza formal de su transformación real”, planteó Iliana Rodríguez Santibáñez.
En entrevista, la internacionalista del Tecnológico de Monterrey consideró que esa posición ha sido la correcta porque es un gobierno que acaba de entrar, que está tomando todas las posiciones de gobierno donde estuvieron arraigadas una serie de prácticas.
“Cambiar eso y tratar de generar un nuevo respiro a las instituciones les está tomando tiempo y les tomará tiempo”, explicó.
Aclaró que eso no quiere decir que con ello se están descuidando las relaciones multilaterales, pero sí hay una política según la cual los temas esenciales son los asuntos locales.
“Yo pienso que la política exterior está quedando en este momento en un segundo plano. Están básicamente en su etapa de observación, tratando de ver todo el panorama para poder actuar y me parece que llevar las cosas con cautela es prudente, pero también deben tener la relación inmediata ante aquellas circunstancias que son adversas”.
Destacó que tanto el presidente Donald Trump como el presidente Andrés Manuel López Obrador tienen en común que son nacionalistas.
“Estos dos presidentes miran más hacia la política interior que hacia la política exterior” y “las discusiones en ese sentido son ríspidas”, aunque enfatizó que el gobierno mexicano no ha emitido ningún pronunciamiento contra el muro”, refirió.
También destacó que ni siquiera una nota periodística velada de funcionarios públicos de primer nivel donde dijeran que se iba a dialogar. “Nada, simplemente parecía que ni habían escuchado el Estado de la unión (informe de gobierno de Trump) y la amenaza latente de ese muro infame”.
En caso Venezuela-México es más papista que el Papa En el caso de Venezuela, donde México se ha negado a reconocer el gobierno de Juan Guaidó, dijo que el país “sí debe tener un rol mucho más activo y no quedarse sólo mirando, esperando a ver qué ocurre, es decir, hay temas en los que tenemos que ser prudentes y pacientes y otros en los que tenemos que ser rápidos, audaces y reactivos”.
La reconocida internacionalista expresó que, en lo que va de la actual administración federal, la política exterior ha sido cauta en términos de la interpretación del artículo 89 constitucional, donde se encuentran enmarcados los principios de política exterior.
“Ciertamente ahí subyace la doctrina Estrada, de no reconocimiento de gobiernos, que implica la libre autodeterminación de los pueblos y donde México no opina, sino que es respetuoso de lo que los pueblos decidan”.
Sin embargo, dijo que también tenemos un principio de política exterior que es justamente sobre derechos humanos. “Entonces, ahí creo que, independientemente de la postura que ha asumido de respeto al régimen de Maduro, y que sea su propio pueblo que lo resuelva (si se va o se queda), tuvo una buena decisión al participar en el mecanismo de Montevideo para tratar de generar una mediación que conlleve a una salida satisfactoria pero creo también que peca (...)
Es más papista que el papa en el sentido de no hacer un pronunciamiento mucho más enérgico, respecto de la defensa de los derechos humanos”.
Expuso que condenar y protestar no nos hace sumisos, al contrario, nos fortalece y genera este poder blando, esta percepción que tenemos que hermanar positivo hacia el exterior como un Estado defensor de los derechos humanos. Advirtió que cuando un Estado se pronuncia por tal o cual acción, el pronunciamiento implica cooperación, es decir, la condena conlleva la participación en el conflicto.
