REDACCIÓN/EL TIEMPOProvoca fuerte movilización de patrullas, presuntamente, sin delito alguno.
Un taxista provocó una persecución policiaca en calles de Monclova y culminó en la Ciudad de Riel, misma que activó el Código Rojo y causó incertidumbre en vecinos de la colonia Borja, quienes temían un grave hecho delictivo ante la abundante presencia de patrullas de todas las corporaciones.
Los hechos fueron considerados por el ruletero como un abuso policiaco.
Fue la tarde de ayer alrededor de las 17:50 horas, cuando se activó la Alerta Máxima luego de que municipales reportaran que iban en persecución de un taxista por calles de la Independencia, extendiéndose hasta la colonia Borja, cerca de la Subestación de CFE, lugar donde se vio un gran despliegue de patrullas de todas las corporaciones, logrando atrapar al ruletero, mismo que fue llevado a la Comandancia Municipal, donde quedó asegurado.
Hasta ese momento, era un misterio la razón de su huida y de la persecución, ya que parecía que se trataba de un peligrosísimo delincuente.
Fue horas más tarde de su detención que trascendió que el ruletero estaba esperando a su padre, como todos los días, en calles de la colonia Guadalupe donde labora como albañil; esta vez pasó una patrulla por el sitio y ante la ola de robos suscitados en el sector residencial, los oficiales abordaron al chofer, preguntando qué hacía ahí.
El ruletero al estar seguro que no cometía delito alguno discutió con los oficiales, y cuando le pidieron se marchara del sitio, éste preguntó retando, que porqué, si no estaba haciendo nada malo y esperaba a su padre, respuesta que molestó al oficial al mando, quien trató de detenerlo, lo que causó que el ruletero se diera a la fuga, iniciando así la persecución que provocó el Código Rojo, misma que se prolongó por la Independencia y la Borja, hasta que éste fue detenido.
Aunque para las autoridades la actuación de la Policía parece estar justificada por la negación del taxista para obedecer a los policías, para el ruletero fue una injusticia toda vez que no hacía nada malo y se asustó con la actitud de los oficiales que pretendían detenerlo; lo cierto, es que fue un excesivo uso de unidades y corporaciones, así como la mal aplicación del Código Rojo.
