Aficionado a las armas, le gustaba sacarlas cuando tomaba, en ocasiones las accionaba al cielo, pero era un buen muchacho, era el apoyo de su madre luego de que hace 6 años desapareció su hermanoDOLORES GUERRERO/REPORTERA
La tragedia para la familia de Rubén Humberto Montoya Ramón es inmensa, el accidente que dejó su repentina y prematura muerte se suma al dolor de la pérdida de su tío, por lo que ayer ambos estaban siendo velados por la familia Montoya uno junto al otro.
Pero para Elizabeth, el dolor de la pérdida de su hijo se suma a otro dolor más profundo de 6 años atrás, ya que su otro hijo Juan Manuel está desaparecido desde entonces.
“Mi esposa ha sido muy fuerte, pero esta pérdida la ha dejado destrozada, Beto, era un extraordinario muchacho, muy trabajador, que veía por su madre siempre, el matrimonio era ejemplar, la verdad no nos explicamos por qué ocurrió esto,” dijo Juan, padrastro de Rubén Humberto.
“Él tenía 3 pistolas, le gustaban las armas, estaba familiarizado con ellas pues las disparaba al aire de vez en cuando, pero lo hacía más frecuentemente cuando estaba tomando, sin embargo, nunca imaginamos que terminaría en tragedia este gusto”.
Fueron un regalo de familiares que viven en Estados Unidos, él insistía en que le consiguieran una, ellos le hicieron el regalo de esas armas en diferentes ocasiones, las tenía en su casa, y cuando tomaba le gustaba sacar alguna y hacer disparos al aire.
Va a ser muy difícil para Bety, está destrozada, dijo don Juan, hace 6 años despareció nuestro otro hijo, y Beto (Rubén Humberto) era nuestra alegría, nos llevaba a su casa, nos hacía comidas, convivencias, sacaba la mesa a la calle ahí en su casa de la Guadalupe, pero ahora ya se fue y nos deja inolvidables momentos en sus 26 años de vida.
Es un dolor muy grande, su alegría les llenaba la vida, les llenaba el mundo, era un buen hombre, un gran muchacho que amaba a su esposa y a sus hijitos los adoraba al igual que a su madre, Beto no se va solo, se va con su tío al que están velando aquí en seguida.
La misa de cuerpo presente se realizó en la Iglesia de la Sagrada familia y sus restos mortales ya descansan en el panteón del Sagrado Corazón en Estancias de Santa Ana.
La familia sólo espera que se esclarezca la muerte de Beto, como le llamaban cariñosamente, no hay rencor, pero si un gran dolor y vacío por la manera en que se fue repentina y prematuramente.
