[quote]Las condiciones son duras, apenas penetran los rayos del sol en los calabozos, las puertas generalmente son de metal y sólo una pequeña rendija en la parte de arriba permite que los agentes puedan ver desde afuera al prisionero[/quote]
DOLORES GUERRERO/REPORTERAEl empresario Alonso Ancira Elizondo fue recluido en celdas de la Comisaría de la Policía Nacional Española que no tienen lujos, una cama de concreto, no pueden fumar, y sólo tienen una rendija por donde entra un poco de sol, es una celda individual donde tampoco tiene derecho a tener posesiones personales.
De acuerdo a información contenida en los sitios web de la Policía Nacional Española, el lugar donde está recluso el empresario es un conjunto de al menos seis celdas con un baño en el pasillo, de uso comunitario.
Tiene como cama una colchoneta sobre la base de cemento y una pequeña almohada, cada calabozo acoge a un mismo inquilino, que al llegar los agentes les proveen de una manta y una toalla de aseo y son estos los únicos lujos que tienen permitidos, pues no se puede ni fumar.
Los recluidos son despojados de sus pertenencias, incluidas cintas de los zapatos, el baño es comunitario.
Los detenidos están en constante vigilancia y en la mayoría de los casos tienen prohibidas las visitas, debido a que los calabozos están en fila, no tienen contacto visual con otra cosa que las cuatro paredes de concreto que lo forman.
La situación de estrés, los gritos y a veces los quejidos de los detenidos hacen que la ansiedad sea recurrente, tienen derecho a tres comidas diarias, sin embargo, no siempre es así. Al respecto, medios españoles nacionales de gran envergadura como El País, han informado en distintas ocasiones que los detenidos han sido privados de alimento y bebida por los agentes de la Policía Nacional.
Las condiciones son duras, el lugar es frío y apenas penetran los rayos del sol en los calabozos, las puertas generalmente son de metal y sólo una pequeña rendija en la parte de arriba permite que los agentes puedan ver desde afuera al prisionero.
La diminuta apertura horizontal evita que el detenido sepa lo que ocurre fuera, y la forma de las instalaciones además, ocasiona que la temperatura pueda bajar hasta los ceros grados en invierno y subir hasta los 40 en verano, esto hace que la estancia en los calabozos de España sea una experiencia que nadie quiera vivir.
