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[quote]Sus paredes, techos y pisos, muestran grietas, el agua de los garrafones y los floreros se mueven todos los días. [/quote]
FRANCISCO GARCIA/REPORTEROFRONTERA, COAH.- Desde su construcción en 2006 la casa de don Francisco Pérez Martínez no ha dejado de templar ligeramente al grado de agrietarle las paredes, techos y pisos.
Como un caso insólito calificó las cuarteaduras de su casa el propietario de la vivienda en domicilio calle Acueducto, Privada, Nueva Occidental, en Ampliación Jardines, a un kilómetro al poniente de la Universidad Politécnica Monclova-Frontera.
En un recorrido por el Periódico El Tiempo, don Francisco quien vive con su esposa mostró las cuarteaduras de la sala, cocina, y porche del frente, incluso, tuvo que cortar al menos una pulgada de la puerta principal porque el piso empezó a levantarse y el techo a agrietarse.
Francisco Pérez Martínez, descarta la posibilidad de algún venero de agua que este debajo de su casa, “para mi esta relacionando con algún volcán, porque que casualidad que solo pasa en mi casa, y de los vecinos no”, sostuvo el propietario.
Ligeros cuadros y adornos con yeso clavados sobre la pared que caen al piso, el agua de los garrafones, y un florero al centro de la sala que ligeramente se mueven son la alerta para que las paredes continúen deteriorándose.
Aunque se hizo costumbre Francisco Pérez Martínez teme que las paredes puedan caer, situación que fue reportada a los departamentos de Protección Civil y Ecología de Presidencia Municipal el pasado viernes 23.
Comentó que varios propietarios de predios alrededor de su hogar cavaron al menos 10 pozos en busca de agua, pero solo encontraron aguas azufrosas.
“No creo que haya algún tesoro enterrado, tampoco es brujería, no creo en eso, para mi está relacionado con algún volcán”, sostuvo.
De 72 años de edad, Francisco Pérez Martínez recordó que recientemente con varios testigos observaron en el cielo cientos de luces, y que en una ocasión al pasar él por dos mufas (tubos) que conecta a la electricidad, solo una de ellas empezó a moverse. “No seré yo el del problema”, dijo riéndose Francisco Pérez Martínez.
