Díaz-Canel promete servir a los intereses del pueblo cubano
VANGUARDIA / EL TIEMPO
LA HABANA.- El ingeniero Miguel Díaz-Canel se convirtió este jueves en el nuevo presidente de Cuba y prometió servir a los intereses del pueblo, pero continuando la revolución socialista iniciada hace casi seis décadas por sus antecesores, los hermanos Fidel y Raúl Castro.
El ya expresidente Raúl Castro avaló las credenciales de Díaz-Canel y dijo que esperaba que el nuevo mandatario cumpla ese cargo por dos periodos continuos y eventualmente pueda tomar su lugar al frente del Partido Comunista Cubano, hacia el 2021.
"Canel no es un improvisado", aseguró Castro, en su primer discurso como exmandatario.
"Su promoción gradual a cargos superiores se aseguró con intencionalidad y previsión, no cometimos el error de acelerarla como en otros casos", añadió el hombre que durante los 12 años que estuvo en la presidencia implementó una serie de ajustes, que entre otras cosas abrió su modelo socialista a una incipiente iniciativa privada.
Díaz-Canel, un ingeniero de 57 años de edad, fue elegido por 603 de los 604 parlamentarios de la Asamblea Nacional, en un momento que ha generado expectativas sobre si su llegada generará cambios para la isla.
Cuba, por primera vez desde el triunfo de la revolución en 1959, no tendrá en su máximo cargo a una persona que no se apellide Castro.
Tras asumir, Díaz-Canel señaló que Cuba vive momentos importantes en los que se debe modernizar su modelo económico y dijo que debe haber una dirección "más colectiva", que facilite la participación popular.
"Aquí no hay espacio para una transición que desconozca o destruya el legado de tantos años de lucha", anticipó.
Díaz-Canel subrayó que tiene un compromiso con el pueblo y el futuro de su país. Sin embargo, destacó que su antecesor Raúl Castro tendrá un papel fundamental en la nueva etapa.
"Reafirmo a esta asamblea que Raúl Castro, como primer secretario del Partido Comunista, encabezará las decisiones para el futuro del país", dijo.
Luego, y también desde la Asamblea, Castro dijo que esperaba que el ingeniero se convierta en primer secretario del partido después de que se retire en 2021.
"A partir de entonces seré un soldado más, defendiendo esta revolución", dijo.
Su salida de la presidencia es un momento cargado de simbolismo para un país que ha estado bajo el mando absoluto de una familia, los Castro, desde la Revolución Cubana.
El primero en asumir el mando fue el líder revolucionario Fidel Castro y, en esta última década, su hermano menor.
Enfrentando a la realidad biológica pero todavía activo y con una aparente buena salud, Raúl Castro renunció a la presidencia en un esfuerzo por asegurar que los nuevos líderes pueden mantener el control del gobierno ante el estancamiento económico, el envejecimiento de la población y el creciente desencanto entre las generaciones más jóvenes.
La mayoría de los cubanos conocían al primer vicepresidente como una figura poco carismática que hasta hace poco mantuvo un perfil público tan bajo que era prácticamente inexistente. Esta imagen cambió ligeramente este año cuando los medios estatales empezaron a prestar cada vez más atención a sus apariciones públicas, incluyendo unas declaraciones del mes pasado a reporteros en las que prometía que el gobierno cubano sería más receptivo a su gente.
Díaz-Canel inició su carrera política en la provincia central de Villa Clara, donde fue primer secretario del Partido Comunista, un cargo equivalente al de gobernador. Allí, sus conciudadanos lo describen como un tecnócrata trabajador y con estilo de vida modesto, dedicado a mejorar los servicios públicos. En 2009 fue nombrado ministro de Educación Superior y desde ahí ascendió a la vicepresidencia del país.
Dos años después de sustituir a su hermano enfermo en 2006, Castro lanzó una serie de reformas que ampliaron el sector privado a casi 600 mil personas y dieron más libertad para viajar y para acceder a la información. No logró arreglar los negocios estatales, generalmente poco productivos y altamente subvencionados, que, junto a una burocracia de estilo soviético, dan empleo a casi tres de cada cuatro cubanos.
El salario estatal medio es de 30 dólares, por lo que muchos trabajadores tienen problemas para alimentar a sus familias y suelen depender de la corrupción o las remesas de parientes desde el extranjero.
Las medidas de Castro para abrir la economía se congelaron o revirtieron en su mayoría tan pronto comenzaron a darse muestras de riqueza en la nueva clase empresarial de una nación dedicada oficialmente a la igualdad entre todos sus ciudadanos.
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