VERONICA PRECIADO/ REPORTERA
Barrer las calles de Monclova, es su labor de todos los días, de madrugada se levanta para cumplir con su jornada, aunque mucho sacrificio le ha costado, Urbano Guadalupe Lumbreras, ejerce con orgullo el oficio de “Barrendero”.
Pero su lucha por sacar adelante a la familia es constante, pues además de “Barrendero”, vecino de la Colonia 21 de Marzo, es repartidor de Pizza, pues la situación económica en su hogar es difícil, desde niño enfrentó las carencias, pero jamás se ha rendido ante la adversidad.
Desde hace 10 años, se ha dedicado a limpiar las principales calles de la ciudad, su jornada inicia antes de las 5 de la mañana, por lo que a diario se levanta a las 4 de la mañana para llegar a su trabajo.
Urbano, compartió con Periódico EL TIEMPO su historia, dijo que fue en el año 2007, cuando empezó a trabajar en el Municipio, pero al principio se avergonzaba de andar barriendo las calles, pues sus propios familiares o conocidos, lo señalaban por lo que hacía.
“La verdad no quería que me vieran, me daba vergüenza, pero con el tiempo me fui acostumbrando, ya me dejo de importar si la gente se burlaba de mí, ser barrendero es un trabajo honesto, no tiene nada de malo, al contrario, uno se sacrifica barriendo las calles, los montones de basura que deja la gente todos los días”.
Cargando con su carrito y un par de escobas, al término de la jornada y mientras caminaba por la calle Guerrero, Urbano, relató que le hubiera gustado tener una profesión, sin embargo, eran demasiadas las carencias en su hogar, sus padres no tenían dinero, por eso solo alcanzó a estudiar hasta la secundaria.
“Antes de meterme como barrendero, solo repartía Pizzas por la tardes, ahora me levanto temprano para venir a barrer, cuando termino, me voy a mi casa a descansar un rato y luego ya en la tarde, ando en la moto repartiendo las Pizzas”.
Desde muy joven, le tocó salir a la calle a buscar oportunidades de trabajo, ya que desafortunadamente no pudo continuar con sus estudios.
“Como no había para seguir estudiando, tuve que buscar trabajo para ayudar a mis padres, ya después me casé y seguí haciéndole la lucha hasta ahora, hoy me siento orgulloso de ser barrendero; aunque aparentemente se ve ligera la labor, pero si es pesada, además estamos expuestos a mucha contaminación, no hay educación para desechar las basura, la gente tira de todo
Urbano, vive actualmente con sus dos hijos y su esposa, por quienes hace el mayor de los esfuerzos todos los días, en largas jornadas de sol o de frío en época de invierno.
“Mi salario de 2 mil pesos quincenales, que pues a veces no son suficientes para cubrir los gastos de luz, agua, comida, antes solo repartía pizzas, pero pedí la oportunidad para ganar más porque menos me alcanzaba con un solo trabajo
“Me siento muy orgulloso de ser barrendero”, reiteró, y dijo que cualquier trabajo es digno, y sabiéndolo llevar, puede ser el mejor.
